Agrotendencias
El Día de Muertos y la cosecha (tiempo estimado de lectura: 6 minutos) “Al vivo todo le falta y al muerto todo le sobra” (Dicho popular). Elisabeth Casanova García Jorge Quiroz Valiente afgha@hotmail.com jorgequirozvaliente@hotmail.com Como cada año en las diferentes regiones de México las comunidades celebran el regreso temporal de sus familiares y seres queridos […]
28 de octubre de 2018

El Día de Muertos y la cosecha
(tiempo estimado de lectura: 6 minutos)

“Al vivo todo le falta y al muerto todo le sobra” (Dicho popular).

Elisabeth Casanova García
Jorge Quiroz Valiente
afgha@hotmail.com
jorgequirozvaliente@hotmail.com
Como cada año en las diferentes regiones de México las comunidades celebran el regreso temporal de sus familiares y seres queridos difuntos: el Día de Muertos. Se trata de una festividad sincrética entre la cultura prehispánica y la religión católica que, dado el carácter pluricultural y pluriétnico del país, ha dado lugar a expresiones populares diversas, transmitidas de generación en generación y a las que, con el paso del tiempo, se han añadido diferentes significados y evocaciones de acuerdo con el pueblo indígena, comunidad o grupo que las llevan a cabo, en el campo o en la ciudad.

Su origen se ubica en el sincretismo entre la celebración de los rituales religiosos católicos traídos por los españoles y la conmemoración del día de muertos que los indígenas realizaban desde los tiempos prehispánicos; los antiguos mexicanos, o mexicas, mixtecas, texcocanos, zapotecas, tlaxcaltecas, totonacas y otros pueblos originarios de nuestro país, trasladaron la veneración de sus muertos al calendario cristiano, la cual coincidía con el final del ciclo agrícola del maíz, nuestro principal cultivo alimentario. Es decir, la agricultura es la convergencia de las dos culturas.

El día 2 de noviembre, además de ser una festividad agrícola, es una celebración relacionada con el culto a los antepasados, a los muertos. Es el tiempo en el que las almas de los parientes desaparecidos regresan a las casas a convivir con sus familiares vivos. No debemos olvidar que en algunos grupos indígenas los antepasados, algunas veces deificados, regulan las relaciones entre los individuos. Oficialmente, según el calendario católico, el día 1 de noviembre está dedicado a Todos Santos y el día 2 a los Fieles Difuntos.

Esta distinción de dos celebraciones de muertos según la edad, proviene de la época prehispánica. Fray Diego Durán dice que en el ritual indígena nahua existían dos fiestas dedicadas al culto a los muertos: Miccailhuitontli o Fiesta de los Muertecitos, que se conmemoraba en el noveno mes del calendario nahua, y equivalía al mes de agosto del año cristiano; y la Fiesta Grande de los Muertos, celebrada el décimo mes del año. Estas fiestas, además de dedicarse a los muertos, también eran propiciatorias de la agricultura, ya que en ese mes (agosto para los cristianos) debido al hielo, temían los indígenas la muerte de las sementeras. Para ello se “apercibían con ofrendas y oblaciones y sacrificios”. Las ofrendas consistían en maíz, cacao, cera, aves, frutas, semillas en cantidad y “cosas de comida”.

México es reconocido a nivel internacional como uno de los más importantes líderes culturales de América, una de las manifestaciones culturales más trascendentes y significativas de los pueblos indígenas que habitan en el país, es: La festividad indígena dedicada a los muertos, reconocida por la UNESCO desde el año 2003 como Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad.

Las representaciones en torno a los muertos han dado lugar a una arquitectura simbólica y ritual que se expresa en una infinidad de obras plásticas, objetos artesanales y muestras del arte efímero que se producen en las distintas regiones indígenas. La riqueza cultural de estas celebraciones reposa también en las creaciones artísticas que músicos, pintores y poetas mexicanos han generado en los últimos siglos, aportando al mundo una obra de singular valía como la que se encuentra contenida en la producción gráfica de José Guadalupe Posada, en la literatura académica de Octavio Paz y en la poesía del paisano José Gorostiza. El repertorio es extenso e innumerable, pero en conjunto muestra hasta qué punto la fiesta del Día de Muertos ha sido una referencia constante en campos tan heterogéneos como la lírica y la danza, la artesanía y la narrativa popular.

Asimismo, el Día de Muertos se considera también una celebración a la memoria, un ritual que privilegia el recuerdo sobre el olvido.

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