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La dulce estafa alimenticia (tiempo estimado de lectura: 5 minutos) “Que tu comida sea tu medicina” Hipócrates. Elisabeth Casanova García Jorge Quiroz Valiente afgha@hotmail.com jorgequirozvaliente@hotmail.com Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en el mundo. La inadecuada alimentación y el sedentarismo son los principales factores de riesgo y una de cada tres personas […]
17 de septiembre de 2018

La dulce estafa alimenticia (tiempo estimado de lectura: 5 minutos)

“Que tu comida sea tu medicina” Hipócrates.

Elisabeth Casanova García
Jorge Quiroz Valiente
afgha@hotmail.com
jorgequirozvaliente@hotmail.com
Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en el mundo. La inadecuada alimentación y el sedentarismo son los principales factores de riesgo y una de cada tres personas muere por estos problemas, además de afectar la salud, su costo anual es muy alto.

En nutrición, se conoce el papel perjudicial de la comida rápida y los productos procesados, sin embargo, se mantienen ideas erróneas, ya que no todas las grasas son dañinas. Recientemente, el efecto en salud de las grasas saturadas y de alimentos como aceite de oliva, nueces, lácteos y huevos ha sido reevaluado a través de diferentes estudios, concluyendo que el consumo de huevos no eleva el colesterol y la grasa láctea no se asocia con obesidad, diabetes o hipertensión.

En el patrón alimenticio actual, la ingestión de refrescos y comida rápida o sobre procesada se han intensificado, afectando los buenos hábitos alimentarios. La Organización Mundial de la Salud establece un consumo de azucares menor del 10% de las necesidades energéticas, incluso mejor si se reduce al 5%. En México esto tiene particular importancia por la costumbre de consumir refrescos embotellados, y agua de frutas azucarada. En climas calurosos, este aspecto se agrava, pues el consumo de líquidos se incrementa y las personas ingieren enormes cantidades de azúcar sin darse cuenta. Se requieren intervenciones en cuanto a ‘educación y nutrición’. Consumir productos naturales y revalorar su sabor, es un punto en el que debemos trabajar como sociedad, sobre todo con los niños. Saborear las frutas, la leche sin mezclarla con otros sabores como chocolate, horchata, licuados.

La comida rápida contiene un elevado número de calorías, grasas, sodio y azúcar excesivo para el tamaño de porción y en relación con el aporte de proteína, fibra y vitaminas. A medida que aumenta su consumo, aumenta el riesgo de diabetes, hipertensión, dislipemia y obesidad. Las grasas trans de los alimentos ultraprocesados aumentan el colesterol LDL y triglicéridos y disminuyen el colesterol HDL. Un aumento del 2% en el consumo de grasas trans aumenta un 23% el riesgo de enfermedad cardiovascular, por lo que es necesario

conocer los alimentos que las contienen para controlar su consumo. Las grasas trans son ácidos grasos insaturados que se forman industrialmente al convertir aceite líquido en grasa sólida por hidrogenación. Estas grasas se popularizaron ante la creencia de que compensaban el daño de las grasas saturadas; actualmente, se sabe que son peores. Los alimentos que las contienen son: los congelados como pizzas y helados, ó frituras y botanas, palomitas de maíz, barritas de cereales, galletas, margarinas, panadería industrial, comida rápida, sustitutos de crema no lácteos, entre muchos otros.

Es común que los más pequeños lleven en sus meriendas escolares galletería y panadería industrial, jugos o leches saborizadas, yogures o barras de cereales y sus padres ignoran que en esas “meriendas saludables” llevan cantidades alarmantes de azúcar, grasas trans, sodio y un sinnúmero de químicos como conservadores, potenciadores de sabor, colorantes, estabilizantes, etc.

Las alternativas verdaderamente saludables, son también más económicas, ecológicas y nutritivas. Dentro de éstas pueden ser: nueces, almendras, cacahuates para pelar; fruta fresca: plátanos, mandarinas, naranjas, piña, pepinos, jícama o frutas secas: pasas de uva, de ciruela, orejones de chabacano, arándanos, manzanas deshidratadas, productos artesanales: queso, tortillas horneadas, frijol refrito, habas tostadas, galletas caseras de avena, etc., aquí es donde la imaginación y la creatividad hacen su trabajo. No olvidar que las leche entera, es un alimento completo que es necesario incluir. Lo importante es “darse cuenta” (como reza la psicología Gestalt), identificar al enemigo vestido de oveja: los alimentos sobreprocesados.

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