El enemigo de la Independencia ¿está dentro?
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““En un mundo de libre comercio y democracia, no hay incentivo para la guerra y la conquista.” Ludwig Heinrich Edler Von Mises

Elisabeth Casanova García
Jorge Quiroz Valiente
afgha@hotmail.com
jorgequirozvaliente@hotmail.com
El Tratado de Libre Comercio de América del Norte se promovió para generar crecimiento, distribución del ingreso y recuperar el poder adquisitivo. Sin embargo, las estrategias utilizadas no dieron dichos frutos; sus mecanismos e instrumentación contrajeron la economía, el poder adquisitivo y concentraron más el ingreso y la riqueza. Las reformas emprendidas durante el 2012 a la fecha, tienen un claro apoyo a los intereses económicos de consorcios transnacionales.

Uno de los sectores más afectados y con graves consecuencias es el agropecuario, en particular el caso del maíz donde los pequeños productores de México han sido arrasados por los de EU, ya que éstos cuentan con acceso a crédito, asistencia técnica, mejor tecnología y subsidios. Esto ha causado que el sector agropecuario en México pase de representar en 1988 el 7.9% del Producto Interno Bruto (PIB) a 3.4%.

Por otro lado, el rezago tecnológico de las empresas mexicanas las ha llevado a la quiebra y/o ser absorbidas por extranjeras, pero sin elevar la inversión. Lo que permite que dos terceras partes de las exportaciones nacionales correspondan a Empresas Transnacionales. En términos de competitividad, México pasó del lugar 48 al 58, en los primeros 18 años de TLCAN, según el Reporte Global de Competitividad elaborado por el Foro Económico Mundial; lo que ha afectado negativamente la agricultura mexicana, pues la producción nacional ha ido perdiendo presencia y profundizando su dependencia y por lo tanto, pérdida de la soberanía alimentaria. Se ha llegado a importar 95% de soya, 58.5% de arroz, 49% de trigo, 25% de maíz y casi 40% de carne con graves consecuencias para los productores de México. Estados Unidos pretende que México acepte la eliminación de preferencias arancelarias y busca imponer restricciones no arancelarias y aplicar, unilateralmente, más obstáculos a las exportaciones mexicanas, incluidas las agropecuarias

Aunado a lo anterior Estados Unidos pretende mayor control y dominio del sector energético y de telecomunicaciones, eliminar las últimas reservas regulatorias aún

existentes en éstas y otras áreas, desregular en mayor grado el comercio electrónico y el sector de servicios, buscando que esto lo apruebe el gobierno mexicano con el argumento de que, si no lo acepta Estados Unidos, se retirará del TLCAN. Las reiteradas amenazas del presidente Trump en el sentido de retirarse unilateralmente del TLCAN, pretenden, precisamente, la salida de los negociadores mexicanos ante las pretensiones estadounidenses. Esto, basados en el documento que fue enviado al Congreso de ese país denominado: “Resumen de los objetivos para la renegociación del TLCAN”.

Factores como la vulnerabilidad externa de la economía mexicana, el bajo crecimiento económico, los desequilibrios sociales y regionales, la contracción del mercado interno, la crisis permanente de inseguridad, la elevada concentración de exportaciones en Estados Unidos (casi 80% en 2017) y la dependencia de los flujos de inversión extranjera provenientes de ese país, originan que las medidas neoproteccionistas del gobierno de Estados Unidos impacten la economía mexicana. En 2017, las exportaciones hacia la Unión Europea tuvieron una participación de 5.4% y las destinadas a Canadá representaron el 2.8%.

Un elemento central de este combate es revertir la devaluación salarial. Elaborando una estrategia con el objetivo generar más empleo y aumentar el ingreso para restablecer un nivel de vida digno y reactivar el mercado interno. Promover un horizonte de redistribución del ingreso y la riqueza en el corto plazo, asociado a una política de protección a la sociedad en su conjunto.

Debemos tomar medidas personales para festejar con orgullo la Independencia de nuestro país.