Agrotendencias
La producción agropecuaria y la desnutrición (tiempo estimado de lectura: 5 minutos) “El hambre es el arma más poderosa de los imperialistas” Eva Perón Elisabeth Casanova García Jorge Quiroz Valiente afgha@hotmail.com jorgequirozvaliente@hotmail.com De acuerdo a la FAO, el número de personas subalimentadas aumentó casi 40 millones en 2016; este informe también menciona que la disminución […]
29 de julio de 2018

La producción agropecuaria y la desnutrición
(tiempo estimado de lectura: 5 minutos)

“El hambre es el arma más poderosa de los imperialistas” Eva Perón

Elisabeth Casanova García
Jorge Quiroz Valiente
afgha@hotmail.com
jorgequirozvaliente@hotmail.com
De acuerdo a la FAO, el número de personas subalimentadas aumentó casi 40 millones en 2016; este informe también menciona que la disminución en la producción tiene como consecuencia una menor disponibilidad de alimentos y capacidad de importación. Existen datos que aseguran que diversas formas de malnutrición y su relación con el retraso del crecimiento en niños disminuye de forma constante, sin embargo, el retraso del crecimiento sigue afectando a casi uno de cada cuatro niños menores de cinco años, lo que aumenta el riesgo de disminución de la capacidad cognitiva, de un menor rendimiento en la escuela y el trabajo y de muerte por infecciones. Por otra parte, la obesidad (otra forma de desnutrición), va en aumento. En 2016 se estimó que el 6% de los niños eran obesos (http://www.fao.org/state-of-food-security-nutrition) y la tendencia de esta cifra durante estos últimos 2 años ha ido incrementando.

La mala alimentación no sólo afecta el peso sino también trae consecuencias graves para la salud. En los adolescentes y jóvenes se puede presentar disminución de la atención y la memoria. La vitamina B9 (ácido fólico) está involucrado en la síntesis de ADN, la proliferación y diferenciación y de células madre neurales. La vitamina B12 (Cianocobalamina) juega un papel importante en la síntesis, de la mielina del sistema nervioso central. Hay pruebas consistentes que muestran un resultado positivo de asociación de la ingesta dietética y/o la concentración plasmática del ácido fólico y vitamina B12 de la madre durante embarazo con el desarrollo mental de los niños. A los 18 meses de edad, las concentraciones plasmáticas de las vitaminas B9 y B12 están positivamente asociados con desarrollo mental.

La desnutrición en los primeros años de vida afecta el crecimiento del individuo, afecta el desarrollo del cerebro, y por ende un pobre desempeño en el ámbito educativo, que posteriormente se reflejará una mala calidad de vida. En los niños una buena nutrición es especialmente importante pues se encuentran en una fase de crecimiento constante, y cuyo sistema nervioso central se desarrolla un 90% durante los primeros 3 a 5 años de vida, siendo ésta una etapa sensible a déficit nutricional.

Un estudio realizado en México recientemente demostró que la adición de Vitamina B9 mejoró el desarrollo en la infancia. Por otra parte, en un estudio con adolescentes se detectó una función cognitiva inferior entre los que consumieron una dieta macrobiótica (cereales, legumbres y verduras, con pequeñas cantidades de algas marinas, alimentos fermentados, nueces, semillas y frutas de temporada; pescado ocasionalmente; y evitaron el consumo de lácteos y carnes) hasta los seis años de edad, en comparación con aquellos que consumieron una dieta omnívora. Esto es importante, porque una mala dieta, encaminada a evitar la obesidad infantil provoca que muchos padres en la actualidad piensen que el consumo de carne y leche no es saludable, pero tiene consecuencias graves en el futuro, en el desarrollo de la persona. En otro estudio, evaluaron a niños desnutridos y sigue siendo una de las principales causas de discapacidad intelectual y la causa de pérdida en la calidad de vida.

El futuro se construye con una buena base. La dieta es el factor externo más importante que contribuye al crecimiento y desarrollo, físico y cognitivo del individuo. Pero definir una dieta saludable, dependerá de cada etapa de desarrollo. La actividad física, que demanda también mucha energía, tiene beneficios adicionales como mejorar el perfil lipídico (colesterol), la salud ósea, la salud cardiovascular, la capacidad respiratoria, el bienestar emocional que a su vez se asocia con mejora cognitiva.

Por otro lado, si existen alimentos sanos y alimentos insanos, aunque la industria alimentaria nos quiera vender una idea diferente. Un plátano es más saludable que una galleta. No quiere decir que la galleta sea mala, pero debemos de dar preferencia a los alimentos frescos y en este sentido, México como país megadiverso y en particular Tabasco, ofrece una gran variedad de frutos de temporada que merecen ser incluidos en la bolsa del mercado y el consumo habitual de los hogares. En los mercados municipales se pueden encontrar calabacitas criollas, pitahayas, mamey, diversidad de hojas criollas, yuca, malanga, ñame, macal y mucho más directamente del productor.

Consumir alimentos frescos y producidos regionalmente, tiene muchas ventajas y no sólo alimentarias, también se fortalece el comercio local, el desarrollo territorial, la economía familiar y una ambiente ecológico. La propuesta de hoy es: ¡Menos envoltura y más cáscara!

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