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Cultura y Alimentación Elisabeth Casanova García afgha@hotmail.com Jorge Quiroz Valiente jorgequirozvaliente@hotmail.com En muchas conversaciones de actualidad el tema es la necesidad de un sistema educativo más eficiente, acorde a las necesidades actuales de nuestro país. Los retos que enfrentaran los niños y jóvenes son mucho más desafiantes que los que estamos enfrentando los adultos. Nuestros […]
17 de abril de 2017

Cultura y Alimentación

Elisabeth Casanova García
afgha@hotmail.com
Jorge Quiroz Valiente
jorgequirozvaliente@hotmail.com
En muchas conversaciones de actualidad el tema es la necesidad de un sistema educativo más eficiente, acorde a las necesidades actuales de nuestro país. Los retos que enfrentaran los niños y jóvenes son mucho más desafiantes que los que estamos enfrentando los adultos. Nuestros abuelos tuvieron una estabilidad económica, en la que se leía en los libros de texto, que el dólar valía $12.50. Esa realidad, permitió que el país tuviera un crecimiento económico superior al de la población, por lo que había acumulación de riqueza. Posteriormente, los gobiernos de las décadas de finales de los 70’s y hasta los 90’s, formaron una clase política corrupta que nos tiene en la ruina desde entonces. La desgracia es que el gobierno actual, tomó como bandera el populismo y una conducta sumisa ante las presiones. Quizá la única medida que era necesaria y fue tomada, fue la del aumento de los energéticos. ¿Pero qué hay detrás de todo esto?. Simplemente que el país está quebrado; por tener una idea, la cantidad de dinero necesaria para la importación de de gasolina es cuatro veces mayor a la que se requiere para la importación de maíz. En otros paises, por menos de eso ya hubieran derrocado al gobierno. En México tenemos que establecer el origen de nuestra cultura sumisa. Desde la llegada de los españoles en el siglo XV, los que vinieron en esas embarcaciones a América eran las personas que no tenían porvenir en Europa: los reos, los aventureros, los delincuentes; mientras que aquí estaban las poblaciones indígenas, que en cuestiones de armamento estaban más retrasadas que los visitantes. Se estima que de 10 millones de habitantes que había en México, después de las batallas sólo quedó un millón. La pregunta que lastima es ¿Y quiénes quedaron?, pues definitivamente la lógica nos dice que no fueron los más valientes, ni los más atrevidos. De esas dos poblaciones del mundo, descendemos nosotros. Es decir, que la corrupción, la falta de valores, el oportunismo, la incapacidad de trabajar en equipo, no son cosas nuevas… nos vienen de “abolengo”. El reto de la actualidad es tratar de sacar de nuestras familias, esos malos hábitos; ¿por dónde empezar? Si cultura se define como todos los hábitos y costumbres que se transmiten a partir de las personas que nos rodean, desde la familia, los maestros y hasta los políticos, hágamos un análisis somero de esta realidad.

Aunque somos un país con una diversidad cultural que nos enorgullece, por las artesanias, los vestuarios, las comidas, etc., también existen hábitos que hay que destruir, como la corrupción, la falta de respeto a la autoridad, la impuntualidad y la falta de trabajo en equipo. Algunos ejemplos de actos indeseables que existen en nuestra cultura no están de más: La tolerancia que tenemos en nuestro país hacia los actos corruptos, es común escuchar que las personas no paguen algún servicio y lo aplaudimos, o enorgullecernos de obtener algún bien sin habernos esforzado, también es frecuente y natural escuchar que sobornamos a un funcionario, incluso a la secretaria de la parroquia, para obtener una constancia de bautismo!. Como consecuencia, somos personas apáticas que no participamos en mejorar el entorno y obtener el bien común. El nuevo sistema educativo debe basarse en el fortalecimiento de los valores, procurar la innovación en todas las actividades, el pensamiento global y el trabajo en equipo.

En el sector agropecuario la situación no es muy diferente; en pimer lugar existe una atomización del sector productivo que impide que la mayoría de los eslabones de la cadena dependan del asociacionismo. Una de las fortalezas del sector agropecuario (en teoría), es la gran cantidad de asociaciones que existen, sin embargo, son de poca o nula utilidad, pues se carece de algún plan de trabajo y que tengan indicadores para cumplirlos. Para lo único que han servido es para enriquecer a sus dirigentes y como plataforma política. Por otra parte, la apatía de los asociados hace que no se exija una rendición de cuentas detallada y se convierte en un círculo vicioso. Nuestro Estado, por desgracia, es un ejemplo del fallo de estas organizaciones, desde la Unión Ganadera de Tabasco hasta la asociación más insignificante. Tabasco debe hacer caso de los llamados de la naturaleza para fortalecer las actividades que proveen de alimentos primarios para la población y luego destacar las zonas donde se debe fortalecer a los productos que actualmente generan divisas al país.

En el trópico se requiere hacer investigación para aumentar la vida útil de sus productos, puesto que son pocas las regiones del mundo que cuentan con el clima que poseemos y las formas de producir también requieren de tecnología adaptada; un error que ha sido frecuente en nuestros esquemas de apoyo al sector productivo agropuecuario, ha sido tratar de replicar casos que han sido exitosos en otros lugares, sin tomar en cuenta factores como las condiciones medioambientales, la cultura y necesidades del campesino.

En el caso de el crecimiento y el bien común, la responsabilidad está en nuestras manos, hacer un pequeño y sincero examen de conciencia y proponernos a sí mismos contribuir a que se regenere el tejido social desde su célula más básica, que es la familia; respetar la vida, enseñar el valor del esfuerzo, la humildad, el respeto al medio ambiente y al ser humano como parte de este medio. Como la historia del pajarito que llevaba unas cuantas gotas de agua del río hacia el bosque, para sofocar un incendio y le preguntan: ¿tú crees pajarito que con esas gotitas de agua vas a apagar esas llamas? Y el pajarito responde: no lo sé, lo que sí te puedo asegurar es que es todo lo que yo puedo hacer. Hasta la próxima semana!

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