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La escuela para orcas de Gibraltar(tiempo estimado de lectura: 5 minutos) “Aprender sería sumamente laborioso, por no mencionar peligroso, si las personas tuvieran quedepender únicamente de los efectos de sus propias acciones para saber qué hacer”.Bandura y Walters (1977) Elisabeth Casanova Garcíaafgha@hotmail.comJorge Quiroz Valiente917 1067165Participación especial de Jorge Quiroz CasanovaPocas cosas son más importantes que […]
18 de junio de 2023

La escuela para orcas de Gibraltar
(tiempo estimado de lectura: 5 minutos)

“Aprender sería sumamente laborioso, por no mencionar peligroso, si las personas tuvieran que
depender únicamente de los efectos de sus propias acciones para saber qué hacer”.
Bandura y Walters (1977)

Elisabeth Casanova García
afgha@hotmail.com
Jorge Quiroz Valiente
917 1067165
Participación especial de Jorge Quiroz Casanova
Pocas cosas son más importantes que aprender lo que es seguro y nutritivo para comer; después de todo, un error de estos puede llegar a costar la vida. En muchas especies de mamíferos, que como generalidad comparten ser indefensos y necesitar cuidados tempranos, las crías suelen aprender de sus madres qué comer. Las crías de rata negra, por ejemplo, adquieren de un demostrador adulto la técnica para obtener comida pelando piñas. Las crías de rata también se enseñan qué alimentos son seguros para comer según los sitios donde ven a los adultos alimentándose. Este fenómeno no genético, llamado ‘transmisión cultural’, permite que la información aprendida se transmita de generación en generación y se ha demostrado en simios, delfines y aves. Sin embargo, para identificar de manera convincente el aprendizaje, y específicamente de quién o qué aprenden los animales, es esencial aislar el aprendizaje vertical de los padres y el aprendizaje horizontal u oblicuo de otros miembros del grupo. Si un individuo exhibe un rasgo de sus padres y no de sus padres adoptivos, entonces se puede asumir que el rasgo es en gran parte genético o de origen paterno, mientras que, si muestra un rasgo de sus padres adoptivos y no de sus padres, se puede aseverar que el rasgo es en gran medida de origen ambiental.

Desde el año 2020, las orcas han hundido presuntamente tres embarcaciones en el Estrecho de Gibraltar. Los expertos barajan varias explicaciones para este comportamiento: desde una moda pasajera hasta un mecanismo de defensa. Las orcas son mamíferos marinos grandes y dominantes que se encuentran en todos los océanos excepto en el Ártico. Son depredadores de la parte superior de la cadena alimentaria.

¿Por qué son agresivas en el Estrecho de Gibraltar? No hay una respuesta definitiva a esta pregunta. No obstante, una propuesta para explicar esta tendencia conductual es la escasez de alimentos. El Estrecho de Gibraltar es un cuerpo de agua que conecta el Océano Atlántico y el Mar Mediterráneo. Esto lo convierte en un cuello de botella para las presas migratorias, como los delfines y los atunes. Como resultado, las orcas pueden estar bajo más presión para encontrar comida, lo que podría conducir a un comportamiento agresivo. Sumado a ello, esta zona es una ruta de navegación popular y un destino turístico. Esto puede generar mucha perturbación humana, lo que deriva en estrés para las orcas y las torna más propensas a volverse agresivas. Otro abordaje ha sido que estos cetáceos pueden tener alguna variación genética sobre las orcas de otras partes del mundo, lo cual en algún punto podría condicionarlas a ser más hostiles.

Ahora bien, ¿dónde converge lo ya dicho sobre el aprendizaje en mamíferos con la situación de Gibraltar? En el llamativo hecho de que las orcas pueden estar adoptando un comportamiento agresivo al observar a otras exhibiendo eso mismo. Esto podría suceder, por ejemplo, si una orca joven es testigo de cómo sus padres atacan a un humano u otro animal. También pueden apropiarse de un comportamiento violento a través del aprendizaje social. Esto significa que pueden aprender de otras orcas a través de interacciones como el juego o la imitación. De hecho, hay alguna evidencia que sugiere que las actitudes arrebatadas de las orcas pueden ser predicadas por sus padres u otros miembros de su manada. Por ejemplo, un estudio publicado en la revista «Marine Mammal Science» en 2011 encontró que las orcas que se criaron en grupos que cazaban mamíferos marinos tenían más probabilidades de actuar a la defensiva contra los humanos que aquellos individuos criados en grupos donde no los cazaban.

De igual forma, es posible que la hostilidad de las orcas en el Estrecho de Gibraltar se aprenda a través de interacciones sociales con otras orcas o con humanos. Para muestra de ello, otro estudio halló que las orcas que se mantuvieron en cautiverio tendían a agredir a los humanos más que aquellas crecidas en libertad.

A pesar de todo esto, cabe señalar que se necesita más investigación para determinar hasta qué punto se enseña y aprende la actitud de las orcas en el Estrecho de Gibraltar. Y caso similar, aún es incierta la participación de la escasez de alimentos y la perturbación humana en el problema.

El aprendizaje social es una parte importante del comportamiento animal y permite aprender nuevas habilidades y comportamientos que serían difíciles o imposibles de aprender por sí mismos. Solo basta imaginar lo poco que habría avanzado la humanidad si cada físico hubiese tenido que deducir la existencia del átomo o si cada matemático tuviese que crear el Teorema de Pitágoras. Este aprendizaje puede ayudar a los animales a adaptarse a su entorno y sobrevivir en la naturaleza, contando con cimientos que se solidifican con cada generación. No todas las orcas del Estrecho de Gibraltar son agresivas. Sin embargo, el número de incidentes agresivos ha aumentado en los últimos años. Este es un problema grave que debe ser tratado, y conocer el motivo de su aumento en incidencia resulta esencial para ello: para tomarlo desde su raíz.

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