AGROTENDENCIAS
HOMOSEXUALIDAD ¿INVENTO HUMANO? (tiempo estimado de lectura: 7 minutos) “Yo pienso que hay tantos cerebros como cabezas y tantas clases de amor como corazones.” León Tolstói Aunque el comportamiento sexual entre personas del mismo sexo es común en el reino animal (machos o hembras montando o siendo montados por un congénere del mismo sexo), es […]
20 de diciembre de 2022

HOMOSEXUALIDAD ¿INVENTO HUMANO?
(tiempo estimado de lectura: 7 minutos)

“Yo pienso que hay tantos cerebros como cabezas y tantas clases de amor como corazones.”
León Tolstói

Aunque el comportamiento sexual entre personas del mismo sexo es común en el reino animal (machos o hembras montando o siendo montados por un congénere del mismo sexo), es frecuente cuando no hay disponibles parejas del sexo opuesto (proporción de sexos sesgada, hembras monopolizadas por un macho dominante, cautiverio, etc.). Este comportamiento sirve potencialmente como una salida para la motivación sexual en ausencia de una pareja sexual adecuada o cumple otras funciones no directamente relacionadas con la sexualidad (por ejemplo, apaciguamiento social, relaciones de dominio/subordinación, etc.). Recientemente se sugirió que el comportamiento sexual entre personas del mismo sexo podría ser la condición ancestral en todos los animales y este comportamiento se ha perdido durante la evolución. El comportamiento homosexual exclusivo y la preferencia absoluta por el mismo sexo rara vez se han observado en alguna especie animal. La orientación sexual puede estudiarse fácilmente en los mamíferos no humanos dándoles a elegir entre una pareja sexual masculina o femenina y registrando hacia cuál de estas parejas se inclina su atracción.

El sexo en los mamíferos se determina esencialmente en el momento de la fecundación del óvulo por si el espermatozoide elegido tiene un cromosoma X o Y. En embriones XY resultantes de la fecundación por un espermatozoide Y, que determinará la diferenciación de los testículos mientras que en un embrión XX, este tejido se diferenciará en ovario. Esto determina el sexo gonadal.

Los esteroides sexuales fueron considerados hasta finales del siglo XX como el principal factor organizador de las diferencias sexuales. Sin embargo, las investigaciones en animales en los que el sexo gonadal está desconectado del sexo cromosómico establecen claramente que los genes ubicados en los cromosomas sexuales (o genes ubicados en los autosomas pero expresados diferencialmente en los dos sexos) también pueden, independientemente de los esteroides gonadales, afectar la diferenciación sexual de un individuo.

Incluso más recientemente, se ha acumulado evidencia que respalda el papel de las moléculas de señalización inflamatorias y de las células inmunitarias en el proceso de masculinización del cerebro y sus consecuencias conductuales (McCarthy, 2019).

En humanos, pero también hasta cierto punto en otros animales, varios factores del entorno físico y social afectan de manera más o menos duradera algunos rasgos de comportamiento. Estos factores determinan lo que, específicamente en humanos, se denomina género, que considero aquí como una construcción parcialmente social que agrega una capa de influencias sociales sobre el sexo, visualizado esencialmente como el resultado de varias influencias biológicas.

La mayoría de los humanos adultos se sienten atraídos sexualmente por miembros del otro sexo y, por lo tanto, son heterosexuales. Sin embargo, existe una minoría significativa estimada entre el 3 y el 10 % dependiendo del sexo de los sujetos y de los métodos de estudio, que se sienten atraídos e interesados en tener interacciones sexuales con personas del mismo sexo; a menudo se identifican como homosexuales. En el contexto de la teoría de la diferenciación sexual, la homosexualidad puede verse como la reversión de la atracción sexual observada en la mayor parte de la población. Por lo tanto, es tentador suponer que la orientación sexual está determinada por los mismos mecanismos que controlan la diferenciación de otros rasgos sexualmente diferenciados. Esquemáticamente, la atracción por las mujeres estaría determinada por la exposición temprana a la acción de la testosterona, mientras que la atracción por los hombres sería el resultado de la ausencia de exposición a esta hormona, aunque se han propuesto puntos de vista alternativos.

Algunos investigadores, generalmente psicólogos o sociólogos, consideran que la orientación es esencialmente aprendida o impuesta por modelos crudos en la sociedad (conductismo y constructivismo), mientras que Freud y sus seguidores han popularizado teorías que indican que la homosexualidad, es causada por interacciones inadecuadas con uno o ambos padres.
Sin embargo, hay mucha más evidencia que respalda las causas no sociales que las causas sociales de la orientación sexual y, como la mayoría de los biólogos, creo que la orientación sexual está influenciada en gran medida, por factores biológicos que actúan durante el desarrollo fetal o vida posnatal temprana, independientemente de las influencias sociales.

Aunque la orientación sexual claramente tiene un componente hereditario, ningún gen único es responsable; se han identificado múltiples marcadores, pero cada uno de ellos solo explica una parte limitada del comportamiento.

En la actualidad, solo nos queda especular que los diferentes mecanismos biológicos (hormonales, genéticos e inmunológicos) explican cada uno una fracción de los casos y la homosexualidad es un fenómeno heterogéneo que tiene múltiples orígenes independientes en diferentes sujetos. Por lo tanto, no existe una dicotomía en los mecanismos que controlan el desarrollo de un fenotipo adulto y esto también se aplica presumiblemente a rasgos sexualmente diferenciados como la orientación sexual.

Para concluir, solamente queda interpretar las implicaciones sociales de la biología detrás de la conducta sexual. En primer lugar, ya se puede comprender a cualquier orientación sexual que se salga de los confines de la heteronormatividad como una perfectamente regulada e impuesta por el propio condicionamiento genético. Es decir, el argumento falaz y repetitivo de que la homosexualidad es “antinatura” queda refutado al ver que, caso contrario, es muy natural, es hasta hereditaria y patrones similares se siguen en otros mamíferos, con sus respectivas variantes, claro está. Y, de la misma manera, es hora de dejar de lado los estigmas y las preconcepciones erróneas hacia la comunidad no-heterosexual, como que su sexualidad deriva de algún trauma o de algún tipo de anomalía en su psique, pues queda demostrado que las preferencias sexuales son algo tan complejo y amplio que es imposible hacer conjeturas o simplificaciones excesivas sobre su proveniencia. Así que esta temporada de fiestas y seres queridos, en caso de tocar temas en la mesa como el de la homosexualidad, recapacita sobre tus sesgos y siempre muestra disposición de aprender con una mentalidad abierta, de respeto, de crecimiento.

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