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La Música de la Naturaleza “La música es la taquigrafía de la emoción” León Tolstoi ELISABETH  CASANOVA  GARCÍA afgha@hotmail.com JORGE  QUIROZ  VALIENTE 9171067165 La aparición de los instrumentos musicales parece haber sido accidental y su desarrollo dependería de los materiales disponibles en cada región; la clave para descubrir el origen de su invención está en […]
16 de octubre de 2022

La Música de la Naturaleza

“La música es la taquigrafía de la emoción” León Tolstoi

ELISABETH  CASANOVA  GARCÍA

afgha@hotmail.com

JORGE  QUIROZ  VALIENTE

9171067165

La aparición de los instrumentos musicales parece haber sido accidental y su desarrollo dependería de los materiales disponibles en cada región; la clave para descubrir el origen de su invención está en el estudio de los materiales de los que disponía cada civilización. Para crear ritmos, los distintos pueblos se valían de lo que tenían más a mano, y es aquí es donde empieza la relación de la música con el medio natural.

La arqueología debate el origen de los primeros instrumentos ya que estarían hechos con materiales perecederos (madera, huesos, barro, pieles de los animales, piedras) y por tanto, se desintegraron sin dejar evidencia de su existencia. Los objetos más antiguos que se han registrado como posibles instrumentos musicales (rudimentarias flautas), datan aproximadamente 67.000 años de antigüedad, pero los objetos que claramente se han identificado como dicho instrumento, se encontraron en China hace unos 7000-9000 años. En sumeria en la ciudad de Ur, se hallaron harpas y liras datadas entre los años 2600 y 2500 a.C. y hace unos 2000 años, los aborígenes australianos desarrollaron un instrumento de viento, fabricado con plantas de eucalipto, a las que previamente se vaciaba mediante el uso de termitas: el didyeridú.

A su llegada a América, hace más de 500 años, los españoles encontraron una gran variedad de instrumentos sonoros prehispánicos, algunos microtonales, que eran muy parecidos a los de Asia y África. Diversos registros atestiguan que en toda la región mesoamericana se utilizaban estos artefactos para la guerra, la cacería, las fiestas y rituales.

Existe una clasificación para los instrumentos sonoros prehispánicos hecha por la antropóloga Francisca Amelia Zalaquett Rock, investigadora del Centro de Estudios Mayas del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM; que los categoriza en aerófonos, que son activados por soplido (silbatos, ocarinas y flautas), idiófonos, aquellos instrumentos de madera cuyo propio cuerpo emite el sonido (el teponaztli o el tunk’ul) y membranófonos, aquellos instrumentos que emiten sonidos a partir de una membrana tensa (tambores prehispánicos).

Los materiales que se han registrado para la elaboración de los instrumentos musicales prehispánicos son tan variados como los sonidos que emiten y todos ellos provienen de la naturaleza, aunque no hay evidencia que animales o plantas se hayan criado o cultivado con ese fin particular. Entre estos materiales están: cuernos, huesos, caparazones de tortuga u otros animales, madera, conchas de mar, caracoles, cañas, carrizos, cerámica, piedra, barro, cascabeles, semillas, diversas fibras (henequén, pita, bejuco), pieles (venado, iguana, jaguar, etc), jícaras, calabazos y otros más.

En Tabasco, se siguen utilizando muchos de los instrumentos prehispánicos y aunque las pieles de los tambores ahora son de ovino o bovino, los bejucos para tensarlas han cambiado por cordeles de algodón, su elaboración sigue siendo con gran apego a la tradición prehispánica; las flautas o pitos se siguen elaborando con carrizo, cera de abeja, pluma de guajolote y sobre todo los toques guardan la historia del origen Olmeca y Maya de la entidad. Cabe aclarar que los tambores tienen más de 6000 años de antigüedad y los que se usan en Tabasco (doble parche), son resultado del sincretismo colonial.

De las expresiones del Patrimonio Cultural Inmaterial de Tabasco registradas en el Sistema de Información Cultural de México, La danza del Pochó, la Danza del Bailaviejo y la música de tamborileros tienen parte de su riqueza, contenida en los instrumentos musicales que les son inherentes y todo el acervo de conocimientos ligados al oficio artesanal, al simbolismo y al medio natural que son necesarios para su elaboración.

Con la información anterior, se puede entender claramente que el cuidado del medio ambiente, el uso responsable de los recursos y la conciencia ecológica son también maneras de preservar los elementos que le dan identidad y riqueza cultural a nuestros territorios.

Dentro de las medidas de salvaguardia de las expresiones del Patrimonio Cultural Inmaterial, está la reforestación, la conservación de las especies endémicas y el uso responsable de los recursos naturales y así que la naturaleza toda pueda seguir cantando.

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