Agrotendencias
Financiamiento o subsidio para el sector agropecuario (tiempo estimado de lectura: 5 minutos) “Un banquero es alguien que os presta un paraguas cuando el sol brilla y os lo reclama al caer la primera gota de agua.” Mark Twain Elisabeth Casanova García afgha@hotmail.com Jorge Quiroz Valiente 917 1067165 En México, las instituciones que otorgan crédito […]
28 de marzo de 2021

Financiamiento o subsidio para el sector agropecuario
(tiempo estimado de lectura: 5 minutos)

“Un banquero es alguien que os presta un paraguas cuando el sol brilla y os lo reclama al caer la primera gota de agua.” Mark Twain

Elisabeth Casanova García
afgha@hotmail.com
Jorge Quiroz Valiente
917 1067165
En México, las instituciones que otorgan crédito a los productores agropecuarios son: la Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesquero (FND), Los Fideicomisos Instituidos en relación con la Agricultura (FIRA) y en menor proporción otros bancos de desarrollo, ya que para la banca comercial, este sector representa un mayor riesgo.

La rentabilidad de un negocio es la capacidad de generar utilidades y se expresa en porcentaje, sirve para medir la efectividad de la administración de la empresa y determina los rendimientos sobre la inversión. Es relativamente fácil de calcular, si se llevan lo más detalladamente posible los registros económicos y productivos de una empresa. Muchos productores fallan al no calcular la rentabilidad real se sus agronegocios. En este escenario, lo que normalmente se hace es suponer los gastos y los ingresos, por lo que muchas veces el ejercicio no refleja la realidad de la empresa.

Las empresas agropecuarias producen materia prima para otras industrias. Este sector de la economía generalmente tiene grandes riesgos pues depende de muchos factores cambiantes como los ambientales y modas del mercado. Actualmente, los cambios en el mundo de los negocios continúan y ya no se habla solamente de los costos contables, sino que ahora tienen otras aplicaciones, como costos ambientales o de sustentabilidad; éstos se definen como los costos generados por las actividades realizadas para eliminar los efectos contaminantes de gases, humo, ruido, descargas residuales, desechos sólidos o líquidos, etc. del proceso de producción; así como también los costos de convertir los productos terminados en artículos biodegradables, que no dañen al medio ambiente.

Es decir, hay costos cuantificables o económicos y los no cuantificables, a la suma de estos dos costos se le denomina: costo real. Los segundos, costos no cuantificables, son producto de los riesgos climáticos a los que debe enfrentarse un agricultor, cuyas probabilidades de producirse son conocidas por quien debe tomar una decisión. Es decir, que la actividad agrícola tradicionalmente es afectada por los factores climáticos (lluvias, sequía, nevadas, heladas, vientos, plagas, etc.).

Muchas veces sólo se toman en cuenta los desembolsos en efectivo; lo cual puede conducir a que se desfigure cualquier análisis posterior, por creer que la actividad es rentable. En consecuencia, el empresario agrícola debe comprender que es favorable para su negocio la determinación del costo real de producción para conocer si el crédito es una buena alternativa.

En este sentido, la rentabilidad de las empresas agropecuarias, siempre es muy limitada; generalmente la actividad a gran escala es cuando alcanza la rentabilidad. Sin embargo, el problema de los productores tabasqueños es que las empresas son pequeñas y se requiere incrementar su tamaño hasta un mínimo que permita hacer el manejo económico. Por ejemplo, para un productor de leche en un sistema de doble propósito, se requiere un número mínimo de 33 vientres y la superficie suiciente para su manutención, el 90% de los hatos de Tabasco es menor a 15 vientres. En el caso del cacao, el punto de equilibrio se logra con 15 ha y el promedio que tienen los productores es cercano a media hectarea.

Ante este panorama, aspirar a un crédito es riesgoso, pues no se garantiza la solvencia para lograr cubrir los intereses que hoy están cerca del 15%.

A pesar de ello, el sector agropecuario requiere apoyo para que sea una actividad atractiva. Si bien no es posible en la mayoría de los casos a través del crédito, se deben buscar formas de organización donde el sector primario se adhiera a la industria y que los beneficios económicos de la industrialización, lleguen también al los que realmente tienen la actividad más importante, pero sin el reconocimiento social ni económico. Una posibilidad son las cooperativas, son empresas centradas en las personas, que pertenecen a sus miembros, quienes las controlan y dirigen para dar respuesta a las necesidades y ambiciones de carácter económico, social y cultural comunes.

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