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EL TRABAJO DE CUIDADOS (tiempo estimado de lectura: 6 minutos) “Durará tanto como lo cuides y lo cuidarás tanto como lo ames” Dicho popular ELISABETH CASANOVA GARCÍA afgha@hotmail.com JORGE QUIROZ VALIENTE 917 106 7165 Los cuidados han estado invisibilizados por muchos años, generalmente asumidos por las mujeres que se quedaban en casa y cuidaban tanto […]
13 de septiembre de 2020

EL TRABAJO DE CUIDADOS (tiempo estimado de lectura: 6 minutos)
“Durará tanto como lo cuides y lo cuidarás tanto como lo ames” Dicho popular

ELISABETH CASANOVA GARCÍA
afgha@hotmail.com
JORGE QUIROZ VALIENTE
917 106 7165

Los cuidados han estado invisibilizados por muchos años, generalmente asumidos por las mujeres que se quedaban en casa y cuidaban tanto a los hijos, como a los adultos mayores y también el funcionamiento de la casa y sus alrededores. Es cuando las mujeres salen a ocupar otros puestos de trabajo, que se hace evidente el trabajo de cuidados; la situación sanitaria actual, demanda una nueva logística de cuidados en el ámbito familiar, ya que los niños con clases en casa, el home office y las medidas extra de cuidados hacia los ancianos y personas más vulnerables, obligan un replanteamiento.
En el sistema económico actual es difícil valorar algunas actividades que generan riqueza o bienes productivos, sin ser convertidos en dinero de manera inmediata. La separación entre lugar de vida y de trabajo no se realizó hasta llegada la Revolución Industrial. Con los procesos industriales, se crea un espacio específico destinado a la producción. En las granjas trabajaron mujeres, hombres y su descendencia: cada cual tomaba responsabilidades de trabajo para el bien común.
Independientemente si las mujeres realizaron una actividad que suponía la generación de recursos económicos para la familia, históricamente han sido las encargadas de la casa y de las personas dependientes. Tareas que si bien no siempre recibieron una remuneración económica, sí consumen tiempo y contribuyen al bienestar familiar y social.
El trabajo es objeto de estudio de varias disciplinas. Desde una perspectiva económica, tenemos que tanto capital como trabajo son factores de producción imprescindibles para la obtención de bienes y servicios, y que por la participación en el proceso productivo reciben una retribución generalmente expresada en unidades monetarias.
El trabajo es más que un factor de producción, actúa como un elemento clasificador de las personas. Así, el trabajo juega un papel importante dentro de los hilos del tejido social, ya debe cumplir con expectativas que impulsen al crecimiento y desarrollo de los seres humanos.
Con esta división entre trabajo remunerado y trabajo doméstico, éste último pasa a ser menos valorado, debido a que carece de una contraprestación económica. Las tareas de cuidados constituyen un conjunto de tareas necesarias para garantizar el bienestar. Pero además estas tareas de cuidados son complejas: no se trata solo de prestar atención en las situaciones de necesidades sino de gestionar un conjunto amplio de recursos que van desde los económicos a los afectivos, e incluso a la distribución de tiempos y que permiten el desarrollo de los distintos integrantes de la familia, pero también de la comunidad.
La carencia de remuneración del trabajo de cuidados ha llevado a que se clasificara el trabajo de cuidados como trabajo improductivo. Lo que aparece como una clara paradoja puesto que sin él no es posible el avance del sistema productivo (en el caso del traspatio) y por lo tanto de las sociedades.
El trabajo doméstico y el cuidado de otras personas implican unos conocimientos; las mujeres a lo largo de la historia han ido adquiriéndolos a través de sus madres y otras mujeres de la comunidad. En la medida en que esta preparación no procedía de los mecanismos oficiales de la formación reglada ha sido infravalorada socialmente y las mujeres han minusvalorado su aportación al sistema económico.
Parece ya necesaria la incorporación del trabajo de cuidados en los modelos económicos. Es por lo tanto pertinente definir adecuadamente el concepto de cuidados para poderlo medir y ponderar. Será necesario diseñar una metodología adecuada en la que los cuidados no pasen a ser medidos únicamente a través del número de horas dedicadas, sino que además incorporen las relaciones afectivas. Los cuidados son un trabajo pero con una característica especial que viene determinada por las relaciones afectivas que se generan entre quien cuida y quien (o qué) es cuidado.
Esta realidad lleva a un importante éxodo rural y la no continuidad de las nuevas generaciones, que optan por actividades diferentes a la producción primaria.
En este sentido, la valoración del trabajo de cuidados, así como el fortalecimiento del sentimiento de arraigo y pertenencia social, podría aumentar el nivel de vida y desarrollo de las personas que se ubican en las áreas rurales.
Finalmente, los cambios que se vislumbran en nuestra sociedad, nos invitan a pensar que el trabajo de cuidados debe ser un deber y un derecho social, para evitar que el peso de los cuidados recaiga en los miembros de la sociedad menos favorecidos.

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