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Las grandes contradicciones durante la pandemia (tiempo estimado de lectura: 6 minutos) “El problema con el mundo es que la gente inteligente está llena de dudas, mientras que la gente estúpida está llena de confianza” Charles Bukowski Elisabeth Casanova García afgha@hotmail.com9 Jorge Quiroz Valiente (917)106 7165 Colaboración especial de Jorge Quiroz Casanova El regreso paulatino […]
1 de junio de 2020

Las grandes contradicciones durante la pandemia (tiempo estimado de lectura: 6 minutos)

“El problema con el mundo es que la gente inteligente está llena de dudas, mientras que la gente estúpida está llena de confianza” Charles Bukowski

Elisabeth Casanova García
afgha@hotmail.com9
Jorge Quiroz Valiente
(917)106 7165

Colaboración especial de Jorge Quiroz Casanova
El regreso paulatino a las actividades de la nueva normalidad apunta a ser desorganizado y hasta cierto punto incierto. El ex rector de la UNAM José Sarukhán comentó que buena parte de ese desconcierto parte de las fallas estructurales sociales de los sistemas educativos, puesto que durante las últimas décadas la disciplina cívica respecto al respeto por los demás se ha relajado a tal grado que es difícil imaginar un orden social. Por otro lado, la desinformación o desconocimiento de lo que significa “aplanar la curva” han ocasionado que las mayorías mal interpreten los mensajes oficiales, amén de las contradicciones en que se ha caído. Por ejemplo: ¿Cuarentena severa para disminuir contagios o apelar a la inmunidad colectiva? ¿Uso masivo de cubrebocas o no? ¿Hidroxicloroquina como medicamento eficaz o un riesgo para la salud? ¿Por qué si Europa empezó un mes antes que nuestro país, se pretende salir al mismo tiempo?

El dilema ahora es más evidente porque se ha llegado al momento en el que empieza uno a racionalizar el problema y comenzamos a proponer nuestras “soluciones”, pero los argumentos son de la talla de una discusión entre amigos acerca de un partido de fútbol. Las críticas, a menudo contradictorias, se refieren a varios temas: (1) el confinamiento fue innecesario o inútil, ya que algunos estados no estaban en alto riesgo o tenían un riesgo tan alto que el bloqueo no ayudará de todos modos; (2) El débil sistema de salud de nuestro país no podrá manejar el inevitable aumento de muertes, por lo que el bloqueo no logrará nada, sobre todo si comprendemos que el “aplanado de la curva”, lo único que tiene como consecuencia es que la pandemia va a durar más tiempo y la distribución de las muertes va a estar más dispersa, pero al final va a ser la misma cantidad, sobre todo con las estadísticas oficiales de que se muere el 80% de las personas que utilizan un respirador artificial; (3) solo ayudarán las pruebas extensas en todo el país de personas sintomáticas y asintomáticas, sin especificar los criterios de prueba o estimar los recursos necesarios; (4) no hay nada que pueda hacer al respecto, así que siéntese y déjelo a la inmunidad colectiva, sin estimar cuánto tiempo llevará y a qué costo de la vida humana.

No hay duda de que un bloqueo riguroso conlleva costos sociales y económicos para las personas, para las comunidades y, por obvias razones, para el país. El impacto sobre los trabajadores migrantes y los pobres urbanos en ocupaciones informales es particularmente angustiante. Hubiese sido más acertado ayudar a los trabajadores migrantes a regresar a sus hogares, ya que era muy poco probable que fueran portadores de virus debido a la baja probabilidad de que sus ocupaciones o viviendas los acercaran a los viajeros extranjeros que regresaban o a sus contactos. Los pobres urbanos también podrían haber sido apoyados de una manera más humana.

Sin embargo, estos fallos no niegan la teoría que tiene como base el aislamiento. Produjo beneficios al aplicar los frenos a la diseminación viral: redujo la tasa de aumento de casos positivos como una fracción de las pruebas realizadas; no hubo un aumento brusco en los ingresos hospitalarios por infecciones respiratorias agudas graves; la tasa de aumento de las muertes no se acercaba en nada a la prevista por los modelos alarmistas.

Más allá de esta reducción de la transmisión viral, hubo varios otros aspectos positivos que funcionan bien: la salud pública y la capacidad del sistema de salud surgieron como prioridades políticas, con un fuerte reconocimiento social de su valor; se está incrementando la capacidad doméstica para reducir la dependencia de fuentes externas de suministro de ingredientes farmacéuticos activos, equipos de protección personal, kits de prueba, vacunas y dispositivos médicos avanzados como ventiladores. Se fomenta la participación ciudadana y la solidaridad social, la participación del sector privado en todas sus manifestaciones, no solo en materia de salud, y se le motivó para proporcionar servicios médicos y sociales.

A pesar de que las noticias sean un río de desesperanza y pesimismo, no hay que olvidar que los errores que están marcando esta etapa de México no son más que la constante e irrefutable prueba de que debemos abogar por el cambio hacia una sociedad más consciente, solidaria e informada. Hay que fijarse bien en los tropiezos para la próxima vez que recorramos el camino.

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