Agrotendencias
La que se avecina (tiempo estimado de lectura: 5 minutos) “Dejemos el pesimismo para tiempos mejores“. Juana Aznar Márquez Elisabeth Casanova García afgha@hotmail.com Jorge Quiroz Valiente (917)106 7165 La pandemia de COVID-19 está poniendo a prueba las sociedades del continente más desigual del mundo, donde muchos dependen del trabajo informal para su subsistencia. Las medidas […]
19 de abril de 2020

La que se avecina
(tiempo estimado de lectura: 5 minutos)

“Dejemos el pesimismo para tiempos mejores“. Juana Aznar Márquez

Elisabeth Casanova García
afgha@hotmail.com
Jorge Quiroz Valiente
(917)106 7165
La pandemia de COVID-19 está poniendo a prueba las sociedades del continente más desigual del mundo, donde muchos dependen del trabajo informal para su subsistencia. Las medidas de distanciamiento social afectan directamente sus medios de vida y hacen que la asistencia social inmediata sea imprescindible. La crisis también está poniendo a prueba el liderazgo político, ya que algunos presidentes están emergiendo como líderes fuertes y unificadores, mientras que otros se tambalean, en un continente donde históricamente la confianza en las instituciones formales es baja.

Después de las grandes crisis, puede quedar algo positivo. En el caso de nuestro país, ha quedado en evidencia la falta de infraestructura y la falta de sincronía de las autoridades. Sin embargo, como es de esperarse, existen personas e instituciones que sobresalen en momentos de crisis. Por ejemplo, en general los sistemas de recolección de basura no han fallado, pese a que muchas personas no están laborando, o el caso de todo el personal de salud, desde las encargadas de apoyo de los centros de salud, y los profesionales de la enfermería y la medicina. En el caso de las instituciones sentimos que la estrategia que planteó México ante la epidemia es adecuada desde el punto de vista de la elaboración del plan de emergencia. Sin embargo, la falta de organización, la incredulidad e indiferencia de la gente, la escasa infraestructura hospitalaria, la desorganización en el manejo centralizado de adquisiciones y la falta de un líder nacional con empatía en estos momentos, dan al traste con las buenas ideas.

El posible abuso de poderes extraordinarios plantea preocupaciones para el mediano plazo. La estrategia presidencial de reducir en 50% los gastos de operación de las instituciones federales, habla del desconocimiento de sus consecuencias. Durante 2019 fuimos testigos de que la mayoría de las funciones del gobierno federal dejaron de operar de manera óptima por los recortes presupuestales, así que se vislumbra un panorama desolador.

Muchos gobiernos han prometido rápidamente asistencia social, pero las estrategias varían. Los errores sin duda harán que el precio más alto sea pagado por los más vulnerables.

América Latina sufrirá conmociones externas posteriores a la crisis. Con poca ayuda proveniente de los Estados Unidos o Europa, China emerge como una esperanza clave para los envíos de máscaras faciales, kits de prueba y equipo de protección. Un error estratégico, fue quizá que nuestro país no aprovechara a los industriales para elaborar muchos de esos aditamentos y se prefirió dar el dinero al exterior.

A medida que el COVID-19 se propaga, con curvas más altas o más planas, los sistemas de salud tendrán dificultades para tratar a los gravemente afectados. Cuando el ejecutivo utiliza el momento en cuestión para obtener ganancias políticas, es probable que surja un conflicto político agudo. Se necesitan iniciativas multilaterales para garantizar la protección social de los hogares vulnerables de nuestro país.

Aunque en estos momentos no hay escasez de alimentos, para el segundo semestre del año habrá una disminución de la producción que pondrá a prueba al sector nacional, que no podrá basar su eficiencia exportando productos de tercera necesidad (cerveza, tequila, aguacate, etc.).

Urge una estrategia nacional con apoyos de infraestructura, asistencia técnica y créditos para enfrentar la crisis que se avecina. El gobierno tendrá que hacer lo suyo, pero los ciudadanos también debemos hacer lo que nos toca. Algo que se ha venido diciendo de dientes para afuera, ahora sí vamos a tener que hacer un esfuerzo por consumir de manera local, olvidarse de las grandes tiendas y fortalecer a los pequeños productores, porque como reza la frase que encabeza la columna, hay que dejar el pesimismo para tiempos mejores, en estos momentos el hilo conductor de nuestras acciones debe ser, más que nunca, la cooperación y la responsabilidad.

Compartir: