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¿Ha sido benéfico el TLC para México? Elisabeth Casanova García Jorge Quiroz Valiente afgha@hotmail.com jorgequirozvaliente@hotmail.com Aunque ahora, en vísperas de la renegociación del Tratado de libre Comercio de América del Norte (TLCAN), se ensalzan los beneficios obtenidos en su conjunto, la realidad es que hay algunos puntos que no se han tocado y que merecen […]
23 de julio de 2017

¿Ha sido benéfico el TLC para México?

Elisabeth Casanova García
Jorge Quiroz Valiente
afgha@hotmail.com
jorgequirozvaliente@hotmail.com
Aunque ahora, en vísperas de la renegociación del Tratado de libre Comercio de América del Norte (TLCAN), se ensalzan los beneficios obtenidos en su conjunto, la realidad es que hay algunos puntos que no se han tocado y que merecen mucha atención. De 1994 a 2016, según INEGI, la deuda externa se ha multiplicado 2.2 veces desde el inicio del TLCAN, las importaciones de arroz se han incrementado 3.1 veces, las de leche (y sus derivados) y de frijol se han incrementado en 3.5 veces, las de semillas para siembra 5.3 veces y las de maíz en el mismo periodo 7.3 veces.

Otra verdad a medias es que hay un superávit del sector agropecuario, pero lo que México exporta es limón, aguacate, fresa, vinagre, crudos del petróleo, algodón, café, etc. y en su conjunto representan el 3% de las exportaciones de México. Por eso se incrementó de manera exponencial la emigración hacia Estados Unidos. Los ingresos por remesas de familiares de Estados Unidos, se han duplicado en los últimos 5 años, lo que indica que, aunque las cifras de emigración ya no se mueven como hace 20 años, siguen siendo un aporte muy importante para la población mexicana, sobre todo para las personas que viven en zona rural que representan aproximadamente el 18% de la población económicamente activa del país.

Por otra parte, no sólo el sector agropecuario se ha visto afectado, desglosándolo en sus componentes, sino que, a nivel nacional, la brecha del ingreso nacional bruto per cápita, se ha hecho más amplia, pas de 5 a 6 veces entre Estados Unidos y México. Por lo tanto, el hecho de que los ricos sean más ricos y los pobres más pobres, a la larga tendrá sus consecuencias.

La experiencia de México cobra importancia debido al gran interés de otros países que se encuentran negociando tratados de libre comercio o bajo presión para hacerlo. Hoy sabemos que para los países pobres el desarrollo es efectivamente un mito. Las ventajas son mínimas y mal distribuidas y las desventajas son muchas y de largo plazo. Los riesgos bajo este modelo son entre otros, la descapitalización de la economía campesina, la pérdida de los conocimientos tradicionales y el uso sustentable de la tierra y de la biodiversidad que llevan a cabo las comunidades rurales; la pérdida de la soberanía alimentaria y más tarde la soberanía nacional. En el contexto internacional, dicho tratado ha impedido que México se vincule con los países de américa latina, donde se podrían aprovechar las ventajas que existen en el MERCOSUR y sobre todo, que permitiría el desarrollo tecnológico sumando esfuerzos. Actualmente slo consumimos los excedentes de producción de Estaos Unidos.

Hoy en día, el insipiente desarrollo tecnológico de nuestro país, también tiene cierta dependencia del TLCAN. Hasta ahora, el error ha sido basar el éxito del tratado comercial en el comercio de bienes, donde a México le ha tocado poner la materia prima y a los vecinos del norte, el proceso y la innovación. La riqueza de los países se basa en el capital humano, visto desde el punto de vista de la productividad e innovación, no como mano de obra barata como actualmente sucede en

México. Las grandes compañías que se han establecido en México, como las maquiladoras o la industria automotriz, lo han hecho básicamente por las ventajas fiscales que han logrado y por lo barato del costo de la mano de obra usada para esos fines. Por lo tanto, la lección es clara, será necesario fortalecer la producción de profesionistas capaces, con el desarrollo de actividades innovadoras y el desarrollo de la ciencia y tecnología en todos los ámbitos.

Si México quiere ser altamente competitivo en el mundo, será necesario que se fortalezcan las políticas en materia de educación superior, ciencia y tecnología, innovación e investigación, de tal manera que se pueda elaborar un programa para transformar la economía y de esa forma, asegurar un crecimiento sostenido que nos permita llegar con fuerza a la primera mitad del siglo XXI.

El sector privado necesita una renovación, que sólo se dará bajo el doble reto de competir en la economía global preservando las ventajas competitivas del TLCAN y de los demás tratados que México ha firmado con otros países latinoamericanos y europeos. La principal apuesta es conseguir una modernización económica sin exclusión social, como ha sido hasta ahora, en el marco de un Estado más eficiente, confiable y transparente, y de una sociedad más democrática.

Después de 20 años desde que se inició el TLCAN, México no puede seguir dejando pasar más oportunidades, cada vez son menos y la competencia es cada vez mayor. No estamos en contra de establecer acuerdos comerciales con otros países… pero de igual a igual

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