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¿Es la carne sexy? (tiempo estimado de lectura: 6 minutos) “No sé si enamorarme o hacerme un sándwich, la idea es sentir algo en el estómago” Mafalda Elisabeth Casanova García afgha@hotmail.com Jorge Quiroz Valiente (917)106 7165 Aunque el consumo moderado de carne no es dañino, el exceso puede aumentar los riesgos de cáncer, obesidad y […]
21 de julio de 2019

¿Es la carne sexy?
(tiempo estimado de lectura: 6 minutos)

“No sé si enamorarme o hacerme un sándwich, la idea es sentir algo en el estómago” Mafalda

Elisabeth Casanova García
afgha@hotmail.com
Jorge Quiroz Valiente
(917)106 7165
Aunque el consumo moderado de carne no es dañino, el exceso puede aumentar los riesgos de cáncer, obesidad y otros síndromes metabólicos. Sin embargo, a nivel mundial, el consumo per cápita de carne aumentó de 31.3kg en 1999 a 41.9kg en 2010. Las personas en países en desarrollo consumen 32 kg de carne al año y las de los países desarrollados 80.

Es necesario comprender los antecedentes teóricos que afectan el consumo de carne, a fin de desarrollar herramientas prácticas para influir en su consumo. Para disminuirlo, se han ideado campañas de educación y herramientas de conducta económica, de hecho existe una línea de investigación actual, que se enfoca en un concepto psicológico-evolutivo, explorando si estos procesos explican por qué las personas consumen carne. Si bien el estudio de los factores evolutivos detrás del “por qué” elegimos algunos alimentos no se ha incluido mucho en la literatura académica, hay algunos hallazgos. Por ejemplo, las mujeres durante el primer trimestre del embarazo evitan alimentos nuevos, ya que pueden contener el riesgo de patógenos. La tendencia de las personas más sensibles a la angustia, como cuando tienen hambre, es de no rechazar los alimentos podridos y en mal estado, ya que su necesidad de energía calórica puede superar los sentimientos de disgusto; emociones como el enfado pueden reducir la disposición a probar los insectos como alimentos. El disgusto también afecta el “vegetarianismo moral”, que a partir de los 80’s, se ha vuelto más común en Occidente. Mientras que los vegetarianos de la salud evitan la carne porque creen que no es saludable, los vegetarianos morales vinculan su consumo con la crueldad hacia los animales, la degradación ambiental y otras preocupaciones políticas. Pero, ¿qué pasa con el consumo de carne? ¿Pueden los procesos evolutivos y las motivaciones fundamentales explicar por qué las personas comen carne?

Existe evidencia de que la motivación sexual de los individuos heterosexuales es importante en cuanto al consumo de carne. Cuando las personas están motivadas para encontrar pareja, desean aumentar su atractivo. Los hombres y las mujeres siguen diferentes estrategias, ya que ambos buscan diferentes cualidades. Las mujeres suelen buscar hombres con estabilidad económica; como tal, la forma más directa para que los hombres aumenten su conveniencia es aumentar su riqueza financiera. De hecho, incluso en las sociedades igualitarias, los hombres con mayores recursos tienen más oportunidades. Así, los hombres persiguen comportamientos para demostrar su riqueza y estatus, como donar dinero a organizaciones benéficas o a mendigos, ya que indica generosidad, especialmente cuando hay mujeres cerca.

De la misma manera, elegir y comprar carne puede ayudar a los hombres a señalar su estatus. Los estímulos sexuales en la publicidad de alimentos son frecuentes, sobre todo en los anuncios de bebidas alcohólicas. En 2012, Burger King tuvo varios anuncios que vendían sus grandes

hamburguesas con imágenes sexualizadas. Los estudios recientes sugieren que estas imágenes pueden ser efectivas para vender los productos (de carne) a los hombres, pero no a las mujeres. Hace unos años, la Gente para el Tratamiento Ético de los Animales (PETA.org) reclutó a celebridades con atuendos mínimos y poses sensuales en sus campañas para reducir el consumo de carne. Pareciera que las mismas estrategias se tratan de usar para resultados opuestos. Según el psicólogo A. Maslow, en su teoría de las necesidades humanas, cuando una persona satisface las más básicas, como la alimentación, escala a otros peldaños de la pirámide de necesidades y enfoca sus esfuerzos hacia la seguridad económica, la pertenencia a grupos sociales e incluso al altruismo cuando se encuentra ya en la parte más angosta de dicha pirámide. Tratando de dar respuesta a los patrones de consumo de carne con base a la teoría humanista, las sociedades menos favorecidas tienen como objetivo su consumo, mientras que las más desarrolladas se encaminan a su “des-consumo”.

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