Adiós, mi general
Erwin Macario Ha llegado el momento/ de decirnos adiós;/ ha llegado y yo siento/ abrirme el alma en dos. Prudencio Mora/ Adiós, mi general Erwin Macario erwinmacario@hotmail.com Ayer domingo, a los 96 años de edad,  murió un defensor de nuestro petróleo, un H2Ombre que luchó por evitarnos inundaciones. Un gran amigo. Hace 34 años, en […]
7 de abril de 2014

Erwin Macario
Ha llegado el momento/
de decirnos adiós;/
ha llegado y yo siento/
abrirme el alma en dos.
Prudencio Mora/ Adiós,
mi general

Erwin Macario
erwinmacario@hotmail.com
Ayer domingo, a los 96 años de edad,  murió un defensor de nuestro petróleo, un H2Ombre que luchó por evitarnos inundaciones. Un gran amigo.

Hace 34 años, en su primer informe de gobierno, se pronunció “por una explotación petrolera que nos considere parte de todo un proceso socioeconómico y actores decisivos en esta etapa de nuestro país”.

Don Leandro Rovirosa Wade defendía los derechos que Tabasco tiene de resarcir los daños que el petróleo le ha ocasionado desde antes de que él gobernara.

El presidente José López Portillo le envió como representante, para frenarlo, al director de Pemex, Jorge Díaz Serrano. LRW mantuvo su posición: “Frente a este tesoro natural que se viene explotando en nuestro estado desde hace más de 25 años, las grandes mayorías tabasqueñas siguen padeciendo insalubridad, enfermedad, bajos salarios, ignorancia, falta de vivienda decorosa y abandono de toda índole”.

Dejó claro el mandatario —considerado uno de los mejores gobernantes tabasqueños junto a Tomás Garrido, Carlos Madrazo y Enrique González Pedrero— que la opinión suya “sigue fielmente la voluntad del pueblo tabasqueño” y advirtió: “Desatendernos de lo que ocurre hoy, como de lo que podría ocurrir en Tabasco dentro de 10 o 15 años, sería actuar irresponsablemente”.

Con la ley y los mecanismos que ésta prevé, Tabasco logró justicia esa vez. A las arcas públicas llegó más recurso que antes y comenzó lo que se pensó era el desarrollo permanente de Tabasco. Había la esperanza. Visionario, advirtió también: “A los tabasqueños nos corresponde sumarnos con una mayor responsabilidad a este esfuerzo nacional. Somos los depositarios de esta gran riqueza y por lo mismo debemos convertirnos en sus celosos guardianes”.

Buscó, además, resolver las inundaciones en Tabasco con la construcción del Dren Samaria-Golfo de México que desviaría las aguas provenientes de las presas ubicadas en Chiapas, y se rescataría propuesta que en 1955 hizo el subsecretario de Agricultura y Recursos Hidráulicos, Luis Echegaray Bablot. La propuesta de Rovirosa no prosperó, aunque había el recurso que entonces dejaba el petróleo. Los predicadores del “no hacer” lo calificaron como “obra faraónica”.

Rovirosa era un gobernante afable. Como a Mario Trujillo, puede considerarse un gobernante cercano a la prensa, a los periodistas. Llegó a preocuparse por la economía de los trabajadores de la información al grado que a su salida del gobierno proyectó apoyarles para que, los que no tuvieran, construyeran sus viviendas. Cuando se supo que se entregarían algunos lotes, en los periódicos del Distrito Federal se le criticó. Se dijo que se estaba curando en salud, comprando a la prensa. El apoyo no pudo institucionalizarse.

El director de Rumbo Nuevo, Jorge Alberto Javier Quero, expresa en una entrevista esa relación entre el gobernador Rovirosa y los periodistas: “… el estilo antiguo de convivir cotidianamente con reporteros y directores de todos los niveles concluyó con el gobierno del ingeniero Leandro Rovirosa Wade. Era el gobernador que salía de la Quinta Grijalva a las ocho de la mañana y saludaba de mano a los reporteros y columnistas. En una ocasión me tocó acompañar a Salvador Neme Castillo a un acuerdo con el ingeniero Rovirosa, y en esos instantes iba entrando a la Quinta, Erwin Macario Rodríguez, en el preciso momento en que salía el gobernador Rovirosa y le dijo: “¡Que bonito estuvo tu artículo que trato de esto y de lo otro”. Le describió el artículo de esa mañana. Creo que Erwin escribía en Avance. Y Rovirosa lo abrazó. Leandro hablaba directamente con los periodista. Desde luego, en aquella época sólo existían dos o tres periódicos y el grupo de periodistas quizá no sobrepasaba los veinte”.

Rovirosa cultivo la amistad. En cena de despedida al dejar Recursos Hidráulicos, le cantó su amigo Prudencio Mora Ramírez “Adiós mi general”, canción que entre otros le cantaron después Ricardo López y otros tabasqueños: Ha llegado el momento/ de decirnos adiós;/ ha llegado y yo siento/ abrirme el alma en dos./ Muchas vidas quisiera,/ para poder dejar/ como nube viajera/ como nube viajera/ una en cada lugar… Se aproxima la ausencia/ de nuestro general/ que vuelve a sus querencias/ y a las ricas esencias/ de su tierra natal.

Hasta sus últimos días don Leandro tuvo la claridad mental que mantuvo siempre. Un anécdota bastaría: durante la visita del grupo de periodistas integrantes de la mesa Rodolfo González Maza, cada uno fue presentándose. A quienes trató los recordaba. Al turno del reportero dijo: “Yo fui tu padrino de boda”. Los compañeros me burlaron; confundieron mi falta de presunción, con mayor olvido que don Leandro.

Descendiente de dos gobernadores de Tabasco, Pedro Pérez Medina y José Rovirosa, don Leandro Rovirosa Wade, quien gobernó está entidad de 1977 a 1982, falleció ayer domingo, en la ciudad de México, a la edad de 96 años.

Don Leandro tuvo como ascendiente por la línea paterna a don José Rovirosa, el cuarto gobernador constitucional de Tabasco,  del 25 de agosto de 1830 al 26 de septiembre de 1832, en que murió en la entonces San Juan Bautista.

Por la línea materna su tatarabuelo, don Pedro Pérez Medina, fue gobernador interino en dos periodos anteriores a don José Rovirosa.

El exgobernador, y ex secretario de Recursos Hidráulicos durante el gobierno de Luis Echeverría, fue hijo de José Narciso Rovirosa Hernández y Haydee Wade Ives y casó con Celia González —originaria de Michoacán—. Fue padre de Haydeé, Pachela, Emma y Margarita, así como abuelo de Daniela y Roberta y del actual diputado federal Gerardo Gaudiano Rovirosa.

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