Sandra Muñoz, quien impartió el taller de Dirección Escénica, en el Centro de Estudios e Investigación de las Bellas Artes (CEIBA)

La actividad teatral nunca se acaba de aprender, y alguien que se dedica a hacer teatro lo primero que debe realizar es expandir su mirada, es decir, arriesgarse a conocer nuevas cosas para aplicarlas a esta manifestación artística, por ejemplo: oír música que no está acostumbrado a escuchar, leer diversos libros, viajar más, aseguró Sandra Muñoz, quien impartió el taller de Dirección Escénica, en el Centro de Estudios e Investigación de las Bellas Artes (CEIBA).
La licenciada en Literatura Dramática y Teatro por la UNAM, recomendó tener disciplina y tener claro el compromiso que el teatro necesita, porque durante su carrera se ha topado con muchas personas que le dicen que sin el teatro se mueren, que el teatro es su vida, y cuando les pregunta cuál fue la última puesta en escena que vieron o cuál fue la última que leyeron o actuaron, resulta que nunca han leído una obra o que hace meses no se suben a un escenario.
Manifestó que, de acuerdo al tiempo que se le dedique al teatro será el resultado, y si no se le ofrece más que tres horas cada semana, entonces la pobreza de la actividad teatral será mucha. Por el contrario, si se lee, estudia, investiga y arriesga, poco a poco el universo de lo que se aplique en el teatro se ampliará.
“La honestidad con la que se abordan las cosas es muy importante en el teatro, pues toda creación siempre es personal, parte desde lo que soy y lo que concibo. De tal modo que si soy honesto con mi manera de decir y con mi manera de mirar, se reflejará en la escena. Por el contrario, cuando trato de aparentar lo que no soy o mostrar lo que no creo, la creación ya no resulta”, puntualizó la miembro del Sistema Nacional de Creadores.