La escasa pesca, la falta de apoyos al sector y la falta de un comercio establecido han obligado a muchos socios a tener que abandonar la actividad y dedicarse a otras tareas para sostener a su familia

Emiliano Zapata
Robert E. Rodríguez Domínguez
Corresponsal
En total abandono se encuentra la antigua bodega de la sociedad de pescadores ribereños de esta ciudad, la escasa pesca, la falta de apoyos al sector y la falta de un comercio establecido han obligado a muchos socios a tener que abandonar la actividad y dedicarse a otras tareas para sostener a su familia.
Las instalaciones ubicadas a orillas del río Usumacinta en la colonia ganadera de esta ciudad, están convertidas en un coquinero o menor dicho en baños publicos en donde solo llegan personas a realizar sus necesidades fisiológicas por doquier y a ingerir bebidas embriagantes, sin que los concesionarios de la sociedad cooperativa de pescadores ribereños hagan usos de ellas a pesar que cuenta con todas las instalaciones adecuadas para la compra y venta de pescados.
Los directivos de la sociedad cooperativa y mucho menos los socios llegan a lugar desde hace varios meses aseguran vecinos del lugar que aprovecharon para pedir a las autoridades locales ver la manera de que estas instalaciones sean clausuradas y dejen ser el nido de mal vivientes y baños publicos, sin que nadie les pueda decir algo y a las personas que transitan por el lugar en muchas ocasiones son insultadas.
Actualmente el sector pesquero en esta ciudad, debido al parecer a su baja pesca han tenido que reducir los gastos y la cooperativistas de este gremio solo utilizan el módulo de servicio al público ubicado a un costado de la Plaza Yoli, como centro de acopio y venta para el consumo local y fuera del estado que en realidad es muy menor al de años anteriores en donde cada semana. vendían una camioneta de tres toneladas diarias y ahora es una camioneta semanal pero de menor peso.
En los alrededores de este lugar se puede notar que las personas que consumen a toda horas licor quedan tirados a orilla del río Usumacinta sin que nadie haya tomado cartas en el asunto, lo cierto que en este lugar quedo abandonada un cuarto frío, oficinas e instalaciones apropiadas para la venta de pescados.