Heberto Taracena Ruiz
Marzo,
la poesía te saluda
a través de los ojos
que miran el planeta,
animados
o inanimados,
sin retumbes guerreros.
Te saludan gardenias
y te saludan piedras…
Las gotas que despiden
al invierno,
pulimentan la roca;
cenzontes entretejen
balancines colgantes,
con la sabiduría
de sus predecesores,
anudados a ramas
que los han de librar
de gavilanes
u otros depredadores,
en árboles grandiosos:
clínicas vegetales.
Las flores bajan
el arcoíris
en pétalos variados,
que dan a los sentidos
optimista espectáculo.
Seres humanos
-hombres, mujeres-,
percibimos
íntima primavera,
con el presentimiento
que da el encanto
al cuerpo y al espíritu.
Marzo es la poesía
de la naturaleza
en plenitud,
que regala sus dotes
sin regateos.
Esa naturaleza
que no atendemos,
pero que va ajustada
a cambios permanentes.
Marzo es amor,
amor no es guerra,
es poesía,
sacudimiento emocional
que nos conturba
y luego, ya, con creces
inunda alrededores.
El estreno de hojas
va cantado de flores
que no escatiman vistas,
para la complacencia
que seduce al placer.
Cunduacán, Tab., a de marzo de 2021