Mascarriel
*De Salinas/Colosio/PRI/Solidaridad en 1991 a MoReNa/AMLO 2021… *Tabasco: inundaciones, damnificados y grilla adelantada… Mario Ibarra mibarra17@hotmail.com Por si falta hiciera, en Hidalgo y Coahuila quedó plenamente demostrado: una cosa son AMLO y la 4T y otra muy distinta el MoReNa. En Hidalgo se renovaron 84 alcaldías. El PRI se quedó con 38 de ellas, equivalentes […]
26 de octubre de 2020

*De Salinas/Colosio/PRI/Solidaridad en 1991 a MoReNa/AMLO 2021…
*Tabasco: inundaciones, damnificados y grilla adelantada…

Mario Ibarra
mibarra17@hotmail.com
Por si falta hiciera, en Hidalgo y Coahuila quedó plenamente demostrado: una cosa son AMLO y la 4T y otra muy distinta el MoReNa.
En Hidalgo se renovaron 84 alcaldías.
El PRI se quedó con 38 de ellas, equivalentes a un 42% del total. En segundo lugar se ubicó ¡el PRD!, con 7 ayuntamientos, mandando a el MoReNa a un tercer puesto, con apenas 6 presidencias municipales.
La joya de la corona, Pachuca, se la arrebató el PRI al MoReNa con sólo 373 votos de diferencia.

La sorpresa fue mayor en Coahuila.
Ahí se disputaron 25 diputaciones locales, 16 de mayoría y 9 plurinominales.
Las 16 de mayoría se las llevó el PRI ¡Zapato!
Zapato en tiempos en los que parecía que el cuatroteísmo era una fuerza arrolladora, invencible.
Pero ya vamos viendo: una cosa son Obrador y su 4T y otra muy distinta es el MoReNa.
En Coahuila el PRI sumó el 49% de los votos, dejando a el MoReNa en un lejano segundo lugar con el 19% de sufragios; una diferencia de 30 puntos. ¡Enorme!
No obstante, la lectura de los resultados en Hidalgo y en Coahuila, no es sencilla ni concluyente, para nada…

EL VOTO RE-PARTIDO…
Veamos: en 2019 hubo elecciones en 6 estados: Tamaulipas, Quintana Roo, Puebla, Durango, Baja California y Aguascalientes.
En los 2 estados en que se realizaron elecciones para gobernador, Puebla y Baja California, ganó el MoReNa.
Aquí hay que apuntar que, en Puebla, el candidato morenista, Miguel Barbosa, le debe su victoria al PRI, que se negó a ir en alianza con PAN, PRD y MC.

Con el PRI, la alianza habría derrotado al MoReNa por más de 10 puntos.
Para no hacer el cuento largo, sinteticemos: en Aguascalientes, Baja California, Hidalgo y Durango se renovaron alcaldías.
En Coahuila, Tamaulipas, Quintana Roo y Baja California, los congresos.
Como acertadamente apunta Pascal Beltrán del Río, de un universo total de 18.5 millones de votantes en esas 8 entidades, sólo acudieron a las urnas 6.2 millones; menos del 40% en promedio.
Un 25.63% votó por el PAN; 24.93 por el MoReNa y 20.65% por el PRI…

EL FACTOR MORENA…
¿Qué nos dicen de entrada esas estadísticas?
Para empezar, que el voto sigue repartido y que, con la excepción de Baja California, si el PRI, MC, PRD y el PAN hubieran ido en alianza, le habrían ganado al MoReNa con facilidad, con cerca de un 20% de voto de diferencia.
Y otra cosa, no por sabida menos importante: el tsumani del 2018, fue eso: un tsunami, que no se repetirá.
Las elecciones locales son muy distintas a las presidenciales, dato relevante para considerar lo que puede traer el 2021.
En Hidalgo y en Coahuila, son los propios morenistas los que hablan de voto de castigo.

Interpretación un tanto precipitada, si la contraponemos al nivel de aprobación sostenido por el Presidente, que no baja del 60%, y el posicionamiento del MoReNa en las encuestas.
Lo que nos queda claro es que en las elecciones estatales y locales los factores dominantes son diferentes a los que determinan la elección presidencial.
Ello es de sobra conocido; aquí lo nuevo es el factor MoReNa.
Se suponía que con la fuerza del cuatroteísmo el partido oficial arrasaría en Hidalgo y Coahuila; pero no fue así. O sea…

LOS DETALLES…
Que tenemos que analizar con lupa lo sucedido en esos dos estados.
Para empezar, no podemos hablar de un derrumbe o una debacle del MoReNa en ambas entidades.
Por una razón taxativa: ¿cómo va a “derrumbarse” un partido que es apenas un bebé en términos históricos?
¿Cómo atribuirle una debacle cuando apenas cumple sus seis primeros años de vida institucional?
Lo que sí podemos apuntar es que en Coahuila e Hidalgo no pintó como se esperaba.
Y si se le habían previsto mayores posibilidades era por ser el partido del Presidente, por ninguna otra cosa.

Ya vemos que eso no basta.
(En automático viene a la memoria la catilinaria de AMLO a los morenos: “son muy poca dirigencia para tanto pueblo”).
Pero hay que ir a los detalles.
Okey. El PRI barrió en Coahuila. Pero el Morena creció: de la nada a un 19% de los votos, dejando al PAN muy atrás en el tercer puesto.
En Hidalgo, quedó casi tablas con el PRD, mandando al PAN a un penoso cuarto sitio.
Importante: en ambos estados no ha habido alternancia, nunca ha perdido el PRI, que mantiene sus estructuras, factor esencial en las elecciones locales…

EL VOTO DE CASTIGO…
Concluyendo, pero no zanjando: De Coahuila a Hidalgo nos vamos hasta junio del 2021.
Ni lo ocurrido en las 6 elecciones del 2019 ni lo acontecido apenas en Hidalgo y Coahuila sostienen pronóstico alguno para la gran elección que viene.
Por supuesto que MoReNa sigue siendo favorito en las apuestas.
Cierto que sus pleitos internos -y que no se van a resolver con Mario Delgado ahora en la presidencia del partido, pero con Muñoz Ledo y quienes lo respaldan haciéndole la vida de cuadritos y poniéndole todos los obstáculos imaginables. Como sea, los conflictos en la cúpula se replican en los estados: pareciera que está en el ADN morenista la disputa interna permanente; eso es una desventaja, sin duda.

Posiblemente, como dicen los propios morenos de Coahuila e Hidalgo que ocurrió ese domingo amargo para ellos, aparezca el voto de castigo, sobre todo en el centro, en el occidente y norte del país (el sursureste es morenista a morir).
Ciertamente, los estados gobernados por el PRI y el PAN serán un hueso duro de roer; la confluencia entre la capacidad de las estructuras partidistas y el inocultable anti cuatroteísmo en esas regiones se reflejará en las urnas.
Los candidatos a gobernadores y a presidentes municipales serán muy importantes.
En buena medida inclinarán la balanza en cada uno de los 15 estados en donde se elige gobernador.
Y en los que no, los candidatos a alcaldes y diputados locales, sus perfiles, su buen prestigio, su calidad de buenos ciudadanos, resultará decisivo.
Si en este momento nos preguntan cuál será el partido más votado, sin el menor titubeo contestamos: el MoReNa.
Si nos preguntan en qué medida, responderíamos: ¡no vengan a meternos en camisa de once varas…!

COLOSIO / SOLIDARIDAD…
Ahora, fíjese usted en este dato: desde 1991, que lo hizo el PRI que encabezaba Luis Donaldo Colosio, ningún partido ha podido incrementar, en la elección intermedia, el número de votos obtenido en la elección presidencial, y menos aún, incrementar su bancada en la Cámara de diputados federal.
En el 91, Salinas y Colosio pudieron hacerlo en base a un gasto social extraordinario (1 de cada 3 pesos del presupuesto iba a Solidaridad) y de una eficacia sorprendente, que se tradujo en una plusvalía política enorme.
En la elección intermedia de 1991 el PRI recuperó la mayoría en la Cámara de Diputados y casi arrasó en todos y cada uno de los estados en donde hubo elección de gobernador, renovación de congresos y de alcaldías.
La clave fue Solidaridad: dinero, mucho dinero, un montón de dinero al gasto social; gasto muy bien aplicado y controlado y sujeto a resultados; Solidaridad iba sembrando el voto y el PRI de Colosio atrás cosechándolos…

LA MAQUINITA Y LOS VOTOS…
¿Son los programas sociales de la 4T, junto con su red de superdelegados y la operación hormiga del ejército de “siervos de la nación” el equivalente al muy eficaz organismo que fue Solidaridad en mancuerna con el muy bien dirigido PRI de Colosio en el 91?
Si y no.
Sí son equivalentes en el sentido de que los programas sociales, los superdelegados y los “siervos de la nación” buscan lo mismo que Solidaridad y el PRI en el 91: votos.
No son equivalentes en su aplicación, eficacia, organización y estrategia.
Solidaridad / PRI eran una maquinita, un mecanismo muy bien diseñado y de funcionamiento muy preciso.

En los programas sociales de la 4T se nota mucha improvisación, falta de control, demasiado voluntarismo ingenuo, optimismo fundamentado en el mensaje de López Obrador y no en la eficacia probada y comprobada de los programas.
De todos: desde los de los jóvenes hasta los de los adultos; desde los de sembrando vida hasta las universidades Benito Juárez, no hay forma de medirlos, de ponderarlos.
En la suma total de ellos, es imposible documentar la eficacia y los resultados.
De tal suerte, no contamos con una fórmula razonable para calcular sus resultados en votos.
He ahí otra incógnita rumbo al 2021…

CIENFUEGOS Y LOS LEÑADORES…
Recalemos en el tema obligado
Lo primero que llama la atención es la reacción de la comentocracia.
La opinión publicada, de manera casi unánime -con las muy honrosas excepciones-, se apresuró a linchar al General Cienfuegos, dándose apresurado gusto en lo que es su deporte favorito: hacer leña del árbol caído.
Lo anotamos en nuestra pasada entrega: apenas ladró la DEA, ellos, los comentócratas se pusieron a emular a los perros de rancho, que ladran a lo pendejo.

A ver: ¿No era lo básico, lo elemental analizar primero las acusaciones presentadas por la agencia gringa?
¿No era obligatorio poner en suspenso lo verosímil de una acusación a todas luces disparatada, absurda, totalmente fuera de toda lógica?
No les importó, para nada, la larga y siniestra historia de la CIA y de la DEA como fabricantes de historias falsas, de cuentos para bobos que mucho les han servido para intervenir en las políticas internas de los países latinoamericanos.
No: tal merolicos al servicio de las truculencias de los gringos, de inmediato se dieron a la tarea de inventarle al general Cienfuegos hilarantes, imaginarias “posibles ligas” con algunos cárteles del narco.
Sin el menor rigor, sin un ápice de sentido común, sin observancia alguna del deber periodístico de atender a los hechos, sólo a los hechos, únicamente a los hechos, nada más que a los hechos, especularon, con absoluta gratuidad, sobre la probidad del General Cienfuegos…

RÁPIDOS Y FURIOSOS…
hechos no hay.
Lo único tangible que tenemos es la versión alevosa de la siempre sospechosa DEA, que utiliza declaraciones de condenados -que luego llama “testigos protegidos”- quienes, por supuesto, están más que dispuestos a firmar las versiones peregrinas que les dictan sus celadores.
¿Por qué darle crédito a la DEA y extenderle una especie de cheque en blanco de credibilidad, cuando sabemos que en varios países de Sudamérica ha mantenido relaciones de complicidad con grupos del crimen organizado?

¿No el agente de la DEA José I. Irizarry se declaró culpable de 19 cargos federales “entre ellos asociación delictuosa y lavado de dinero para un cartel colombiano”? como oportunamente nos lo recuerda Max Cortázar?
¿Por qué olvidarnos que la DEA es, además, un brazo de intervención política exterior de la Casa Blanca?
¿No urdió la DEA el operativo “rápido y furioso” para contrabandear armas a nuestro país?
Nuestra obligación es, antes de especular en torno a la conjetural culpabilidad del General Cienfuegos, considerar la endeble credibilidad de la DEA…

VATICINIO CUMPLIDO…
De la misma manera, antes de urdir gratuitas conjeturas, deberíamos preguntarnos, junto con Jorge Fernández Menéndez, “qué sentido tendría para un militar que ocupa el más alto rango de la fuerza, a dos años de su retiro, luego de medio siglo de carrera (carrera brillante, impoluta, ejemplar, añadimos), con su futuro económico resuelto, con prestigio dentro y fuera de la institución militar, con magníficas relaciones en México y en Estados Unidos, que haya decidido proteger a un cártel de tercer nivel y a punto de su destrucción. Menos aún que haya hecho, en apenas año y medio, miles de comunicaciones con sus supuestos cómplices por medio de un BlackBerry sin encriptar”.

Es algo sin sentido, absurdo, inimaginable en un hombre inteligente, experimentado, ponderado y probo como el General Cienfuegos.
Insistamos: luego de que el año pasado le cumplimos a Trump todos sus caprichos y exigencias migratorias, en este espacio de Rumbo Nuevo lo predijimos: “el próximo golpe vendrá con el tema del narcotráfico”, apuntamos entonces.
Acertamos. Lamentablemente la forma en que se ha cumplido nuestro vaticinio ha resultado aberrante, absolutamente impredecible…

AIRES DEL TRÓPICO…
Desde la mera tierra y agua del “preciso”, nuestros corresponsales tabasqueños reportan movimientos telúricos en la grilla tropical.
Sucedió -nos informan-, que con motivo de las inundaciones que afectaron a más de 600 mil personas en Tabasco, el Presidente López Obrador instruyó a Javier May, Secretario del Bienestar, de apersonarse en Tabasco para, a través de la dependencia a su cargo, contribuir en todo lo posible en la ayuda a los damnificados.
Y allá fue el señor May, con recursos federales en las alforjas, pero con ínfulas de procónsul, señalan nuestros corresponsales.
En vez de convocar al esfuerzo conjunto, el señor May actuó muy unilateralmente, con personalismo excesivo, desdeñando el parecer y la posible de las autoridades locales y del morenismo organizado.
El señor May aspira a ser gobernado de Tabasco.

Pero otros morenos y morenas con los mismos o mayores méritos aspiran a lo mismo.
Ahí están el actual alcalde de Centro (uno de los 10 peores del país, según encuestas) Evaristo Hernández.
Ahí está Mónica Fernández Balboa, de larga y consistente trayectoria lopezobradorista.
Ahí está el Director de Pemex, Octavio Romero. Y no es ninguna frivolidad apuntar también a Rosa Linda López Hernández y a Fernando Mayans Canabal.
Pero fue entre las bases, entre la tropa morenista donde la actitud de don Javier May fue juzgada como “fatua y arrogante…”

“Esta de moda borrar los rastros del pasado porque, sencillamente, no nos gusta”. F.E.G.

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