Guayabazo
¿Qué significa la sangre para los mayas? Manuel García Javier guayabazo@hotmail.com Después de que el fin de semana se dio la noticia de que casi todo el territorio nacional –excepto 5 entidades– está en semáforo ‘naranja’ ante la baja de contagios de Covid-19, todo mundo echó sus campanas al vuelo, en especial Campeche, único estado […]
17 de agosto de 2020

¿Qué significa la sangre para los mayas?

Manuel García Javier
guayabazo@hotmail.com
Después de que el fin de semana se dio la noticia de que casi todo el territorio nacional –excepto 5 entidades– está en semáforo ‘naranja’ ante la baja de contagios de Covid-19, todo mundo echó sus campanas al vuelo, en especial Campeche, único estado que se decretó en ‘amarillo’. Y, claro, el gobernador de Tabasco, Adán Augusto López Hernández, muy cauteloso, prefirió solicitarle a la paisanada que ‘aguanten vara’ por lo menos en 15 días más, por lo que continuamos guardaditos con el señalamiento en color ‘rojo’.

En este sentido, los demás gobernadores dijeron que ya se vislumbra una luz al final del túnel y, a la voz de ya, pues a darle vuelo a la hilacha. En Tabasco no fue así porque don Adán, prefirió soslayar la sugerencia federal, porque prefiere ir a lo seguro y no correr el riesgo de un rebrote.

Pero mientras el ‘coronavirus’ continúa extinguiéndose en Tabasco, hablemos de algo de historia, como el caso de ¿Qué significado tiene la sangre para los mayas?. Veamos:

Los dioses mesoamericanos no eran omnipotentes, necesitaban de la ofrenda de los humanos para subsistir, esta y no otra fue la razón principal de la creación; Los hombres a cambio de una vida limitada debían recompensar a sus creadores alimentándolos.

Gracias al ritual de la oración, la ofrenda y sobre todo la sangre, podían seguir teniendo contentos a los dioses y el cosmos continuaba su marcha.

Los mayas extraían su sangre de cualquier parte del cuerpo, pero sobre todo del miembro viril que era el que mayor energía fertilizante poseía; luego se derramaba sobre la imagen del dios o sobre papeles que eran quemados para que el humo llegara hasta los seres incorpóreos.

Este ritual de sangre llegaba a alcanzar incluso a las gentes poderosas, pues su sangre aún era más digna de dioses. Los campesinos también creían fertilizar sus cosechas si derramaban sangre sobre la tierra.

Pero los Dioses exigían algo más que un poco de sangre. Se recurría a los sacrificios de seres humanos. Podía ser por decapitación, en la que la cabeza simboliza la mazorca de maíz, transformándose en un fruto simbólico del sustento del hombre. También significa triunfo sobre el que la ha perdido.

Además, con esta forma de ejecutar, la sangre al derramarse simulaba serpientes, símbolo de energía divina que escapa del cuerpo. De la técnica para decapitar de la época se puede saber que es poco probable que fuera de un tajo limpio. Muy probablemente primero se degollaría al desdichado, para posteriormente separar la cabeza del cuerpo.

Otra forma de muerte que se utilizó más recientemente fue matar extrayendo el corazón. El corazón era un centro donde residían funciones cognitivas, racionales, espirituales y emotivas, el centro anímico vital y el centro primario del yo. El rito constaba de elaboradas danzas y procesiones. Los oficiantes se vestían con las insignias de los dioses y eran representantes del poder sagrado, eran sus enlaces en la tierra.

Las víctimas eran por lo normal cautivos de guerra, y a mayor rango de prisionero mejor era el sacrificio y más valor tenía. A la víctima se le hacía embriagarse y drogarse hasta debilitar su voluntad, se le recostaba en el altar de sacrificios y, sujetada por los brazos y piernas, se le arrancaba el corazón, después era ofrendado al sol o bien se colocaba entre dos cajetes y a veces era quemado.

La muerte por flechas tenía como búsqueda la fertilidad. Un joven era atado a una columna de piedra en medio de la plaza y alrededor bailaban guerreros. La víctima era pintada de azul y adornada con flores. El sacerdote lanzaba la primera flecha que era seguida por todas las demás. Era un sacrificio en honor al dios solar.

También existían rituales para pedir lluvia. Entonces arrojaban a las víctimas a los lagos, ya vivas o previamente se les había podido extraer el corazón. Los depósitos acuáticos eran la entrada al inframundo, recinto de múltiples deidades.

En los sacrificios sangrientos practicados por los mayas se empleó la palabra ‘kik’ para designar sangre. Para los mayas la palabra sangre contenía el mismo concepto emocional que para nuestra cultura actual. Una relación de parentesco, la existencia de una rama sanguínea, de un linaje.

En el ‘Popol Vuh’ (libro sagrado del Quiché), la calavera de ‘Juan Junajpu’, produce descendientes “sangre nueva”, provenientes de su saliva.

Karl Taube (1985) ha demostrado que los mayas asociaban una mazorca de maíz con una cabeza decapitada. Al igual que con los relieves de decapitación de Chichen Itzá en los que la sangre fluye de los cuellos cercenados representada por serpientes que simbolizan la fertilidad y por plantas.

Las representaciones del “mirador” también indican una relación entre las decapitaciones del juego de pelota y la fertilidad.

La personificación de la sangre, un tema muy frecuente en el arte maya, Las mujeres están sentadas frente a las fauces abiertas de una criatura zoomórfica, la que, al igual que la gruta, se considera como una imagen simbolizando la entrada del infierno.

Las representaciones de las decapitaciones de los jugadores de pelota no han sido encontradas en el sur de las tierras bajas, y por cierto, no con el flujo de sangre representado en forma de serpientes o plantas que afloran del cuello cercenado.

Schele y Miller han escrito que “la sangre era el mortero de la vida maya”. La sangre y la goma son los juegos de la vida del ser humano y del árbol respectivamente… En fin, apasionantes historias de los Mayas.

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