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Primero, sembrar confianza (tiempo estimado de lectura: 6 minutos) “No me molesta que me hayas mentido, me molesta que a partir de ahora no pueda creerte” Friedrich Nietzsche Elisabeth Casanova García afgha@hotmail.com Jorge Quiroz Valiente (917)106 7165 Colaboración especial de Jorge Quiroz Casanova La reflexión actual en cuanto a la sustentabilidad de nuestra sociedad ha […]
19 de julio de 2020

Primero, sembrar confianza
(tiempo estimado de lectura: 6 minutos)

“No me molesta que me hayas mentido, me molesta que a partir de ahora no pueda creerte” Friedrich Nietzsche

Elisabeth Casanova García
afgha@hotmail.com
Jorge Quiroz Valiente
(917)106 7165

Colaboración especial de Jorge Quiroz Casanova
La reflexión actual en cuanto a la sustentabilidad de nuestra sociedad ha hecho voltear la mirada a algunos errores que hemos tenido, tanto en lo individual como en lo social. En lo individual, cabe la posibilidad de que tengamos la situación en nuestras manos, pero en el aspecto social dependemos de muchos factores que escapan de nuestra capacidad y que para mejorarlos dependerá de la acción conjunta.

Quizá nunca habíamos valorado tanto la importancia de las instituciones como ahora. Tan solo imaginemos, si como sociedad hubiéramos exigido un mejor uso de nuestros impuestos, si la libertad de expresión hubiera sido independiente y no “financiada” o si, a grandes rasgos, hubiésemos sido más críticos con las acciones de las autoridades, se hubiesen construido instituciones más fuertes, mismas que, hoy en día, brillan por su ausencia.

En Latinoamérica ya se han juzgado varios funcionarios públicos, entre ellos presidentes, por acciones mucho menores de las que se acusan a algunos funcionarios mexicanos. La represión que hubo en los 60’s del siglo pasado, ha hecho que los gobiernos siguientes toleren y muchas veces hasta solapen acciones ilegales, que hacen que se pierda la confianza en las instituciones. En el gobierno actual, aplicar la ley se considera un acto represivo.

Aprovechando que julio es el mes de la reforestación, es el momento de hablar de la Secretaría de Bienestar en la cual la ciudadanía confía para llevar a cabo la siembra de 1,100 millones de árboles para el 2020. México siempre se ha atribuido el mérito de tener una enorme e impresionante cantidad de recursos naturales; según la FAO, es uno de los diez países más biodiversos del mundo, no obstante, esto se debe a su ubicación geográfica que permite tener contrastantes ecosistemas que van desde zonas áridas hasta paraísos tropicales. Así que, si el país quiere ganarse el reconocimiento por preservar su medio ambiente, es preciso que la Secretaría antes mencionada realice con éxito su encomienda.

Sin embargo, la devastación ecológica a nivel nacional, la falta de claridad en las políticas públicas y las cifras engañosas que se ofrecen por parte de las dependencias oficiales, incendios, plagas y tala, entre otros, son las causas de la pérdida de aproximadamente 175,000 hectáreas de bosque en México al año.

El país tiene una superficie forestal de aproximadamente 138 millones de hectáreas, equivalente a 70% del territorio nacional; de esa extensión, 64.8 millones de hectáreas corresponden a terrenos arbolados; el resto son áreas áridas y semiáridas, con otro tipo de vegetación. En el primer año de operación del programa Sembrando Vida se entregaron apenas el 13.9 % de los insumos previstos a los participantes del mismo, toda vez que la Secretaría de Bienestar sólo pudo conseguir en viveros de distintos proveedores 80 millones de plantas de los 575 millones que tenía planeado. Pese a no haber podido cumplir la meta de plantas en viveros para 2019, el plan para el 2020 es todavía más ambicioso: el objetivo es contar con 1,100 millones de plantas. Aunque se justifica en parte el plan, pues hay un “derecho de piso”, que de manera onerosa se pagó en 2019.

Para dimensionar el “borrón y cuenta nueva”, entre 2012 y 2018, se sembraron en promedio 182 millones de árboles por año, con una tasa de sobrevivencia de la planta de 64%. Es decir, se sembraron 102 millones de árboles más, comparados con los 80 millones del año pasado, sin hablar de que el costo de las plantas fue mucho mayor en el 2019; ya que el presupuesto fue de aproximadamente $23,900 millones de pesos, es decir, cada árbol costó aproximadamente $300 pesos. En situaciones normales por ejemplo, de acuerdo al experto en cacao del INIFAP (M.C. Miguel A. Ramírez), una planta de cacao de injerto sobresaliente, cuesta entre $30 y $60 pesos, más los gastos de siembra durante el primer año $72, suma $132, resulta que en “Sembrando Vida” las plantas costaron 230% más. No utilizar la infraestructura existente, que ya había tenido un costo para los mexicanos, nos está costando mucho.

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