Heberto Taracena Ruiz

El presente,
-cosa de unos días-,
fue pasado
y, como padre
insensato,
parirá el futuro.

Si los tiempos
del tiempo
pudieran nivelar
contenidos
de vasos comunicantes,
otro sería el nivel
de ciertas imposturas.
Mas cada instante
parece marcar rayas
dentro de lo suyo…
Y luego, ay, suerte,
cómo nos va
ahora, a dónde.

Ejemplo:
-Ah, eso de desplazarse
con libertad
de otros días,
hoy lo anhelamos.
No lo aprendimos
a tiempo.
Como las golondrinas
de Bécquer,
¿volverán?

Todo pasado tuvo
su presente.
Todo presente
genera futuro.
El presente se vive
entre acomodos
y desacomodos:
por veces
una muletilla
enredada
por usos y costumbres;
que impone
contemporizar
y nada más.

Veamos:
el presente respira
en sus vaivenes,
como si jamás fuera
a estar
en las metamorfosis
de pasado, futuro.

Por consecuencia:
en un abrir
y cerrar de fechas,
pronto añoramos,
parodiando el poema
adolescente:
-¿Volverán esos días
de libertad
que hoy rememora
el pasado reciente?
-¿Volverán?

Cunduacán, Tab., a 25 de mayo de 2020