Crystiam Estrada Sánchez vinculacioniaptab@hotmail.com Amigas y amigos, no tengo palabras para agradecer a Dios y a ustedes su amistad, la confianza, la alegría y las tristezas, sus palabras, los regaños, sus preocupaciones, pero lo que más les agradezco es que me toleren y acepten tal y como soy, gracias por sus palabras en este cumpleaños. […]
1 de noviembre de 2014

Crystiam Estrada Sánchez
vinculacioniaptab@hotmail.com

Amigas y amigos, no tengo palabras para agradecer a Dios y a ustedes su amistad, la confianza, la alegría y las tristezas, sus palabras, los regaños, sus preocupaciones, pero lo que más les agradezco es que me toleren y acepten tal y como soy, gracias por sus palabras en este cumpleaños.

Es difícil madurar, los golpes de la vida me han enseñado a que mis fortaleza esta en los problemas, preocupaciones e injusticias, pues me es difícil ignorar cada que sucede algo malo a mi familia, a mis amigos y a los seres humanos en general. Quienes de verdad me conocen, saben de sobra lo extrovertida que soy, pero hoy quiero decirles que en mi corazón hay miedos y temores al igual que muchos de ustedes; pero también ese miedo y temor, me ayudan a seguir adelante, hasta que Dios diga.

Hoy quiero compartirles una anécdota ocurrida con mi querido y entrañable maestro Luis Arturo Illán Torralba, hecho que  me permitió madurar y comprender que los amigos en las buenas, malas y peores.

Bien dicen que todo lo que inicia, termina y después de 8 años de laborar con él, un día llegó la despedida. Eran las 12 del día, nos encontrábamos en las instalaciones de la radiodifusora 98.3 L.I. (por cierto, las siglas significan el nombre y el primer apellido de él),  era un 17 de febrero de hace aproximadamente 8 años. Sentado mi maestro en su silla, la cual estaba forrada con tela gruesa de color azul rey y con ruedas, las cuales le permitían que sentado y jalando los pies se pudiera deslizar en toda la cabina sin la necesidad de levantarse. Yo, en una silla similar pero más pequeña. Me dijo: “Voy a vender la radiodifusora y no te voy a recomendar con el nuevo dueño, así que busca donde trabajar”. Me sentí muy triste y le conteste: “Como diga don Luis, no entiendo, pero como usted me indique, pero dígame antes qué voy a hacer, porque ya me acostumbre a venir aquí con usted”. Me contestó “Vuela Crystiam, todo lo que te he enseñado, lo que te he compartido, lo que te he dicho, lo que hemos vivido juntos en estos años, son la mejor herencia que te pude haber dado, a nadie le he dicho tantas cosas, ni le he enseñado como a ti, ahora piensas que no te llevas nada, pero cuando ya me haya ido entenderás que te di todo, guarda el poema que te regalé y aprende de él”. Me comentó otras cosas, me dijo que se operaria, pero que sabía que no quedaría vivo, que me deseaba lo mejor, me cuidara y siguiera siendo como era.

Lo conocí después de dos años como amigo, me enseño cosas buena, pero también malas del mundo de los hombres y de la vida.

Qué es lo que me ha ayudado de esa platica y de muchas otras que me regaló? Que un amigo siempre da y no espera nada a cambio, que el mejor regalo que un amigo nos da es su compañía, sus experiencias, sus regaños, sus conocimientos, su tiempo, su vida, su confianza, su amistad; porque a pesar de que él siempre me pagó 500 pesos mensuales durante esos 8 años, no fue el dinero lo mejor, sino la bella experiencia de haberlo conocido y aprender de él el camino de mi profesión, el amor por la radio y el respeto de lo que se dice.

Como no agradecer a él y cada uno y una de ustedes, amados amigos y amigas su compañía y estar. Gracias.

Gracias a Dios por los amigos y las amigas que me ha dado, por la familia, los hermosos hermanos que me dio, el bello esposo que tengo y los maravillosos hijos que me ha mandado. Gracias a usted por su tiempo de lectura, Dios le bendiga.

Comentarios www.freewebs.com/columnaabc
P.D. ¿Hay algo tan significativo para ti que incluso podría costar un peso, pero no lo venderías por cantidad alguna?

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