1994: MTG Y ANJ
Cada generación tiene en la historia un doble compromiso; no dilapidar la esencia de sus antecesores y crear,  a su vez, el sustento moral y material de las generaciones que en el futuro ocuparán su lugar. Roberto Madrazo 110591/ Discurso de toma de protesta como candidato a diputado federal. Erwin Macario La asistencia de Arturo […]
20 de octubre de 2014

Cada generación tiene en la historia
un doble compromiso; no dilapidar la
esencia de sus antecesores y crear,  a
su vez, el sustento moral y material de
las generaciones que en el futuro ocuparán
su lugar. Roberto Madrazo 110591/ Discurso
de toma de protesta como candidato a diputado federal.

Erwin Macario

La asistencia de Arturo Núñez Jiménez a la ceremonia donde, el viernes 17, se entregó el premio Mario Trujillo en administración pública, me hizo entender que la política no es  lo que algunos creen.

El gobernador dio muestras que las divergencias, para él, quedaron atrás. Su meta ahora es cumplirle a Tabasco, fuera del pasado.

Me hizo, empero, recordar,  el año 1994.

En 1994, el PRI sabía del crecimiento perredista; se veía que para la sucesión de Manuel Gurría Ordóñez —el “san juan” que preparó la llegada de Roberto Madrazo—  AMLO pondría en peligro el triunfo priísta.

Era urgente, pues, alguien que uniera a la clase política tabasqueña y frenara a Andrés Manuel López Obrador, entonces —y ahora— un líder imparable que venía de las entrañas priístas desde que Leandro Rovirosa le acercó, en su equipo, con los indígenas y campesinos; que con Enrique González Pedrero había dirigido el PRI y,  en 1988, —al negarle Salvador Neme Castillo, candidato a gobernador, la oportunidad de ser presidente municipal de Macuspana, lo había enfrentado como el candidato a la gubernatura, por el Frente Democrático Nacional , antecedente del PRD;   y al perder ante Neme había iniciado  una lucha frontal que, con la traición que se incubó en el PRI, propició la caída del mandatario y la llegada de Gurría.

Dos nombres surgían en la línea natural del poder, el camino para llegar a la gubernatura: Arturo Núñez Jiménez, con una gran carrera política que inició con Mario Trujillo, en cuyo gobierno fue director técnico del presupuesto y secretario particular del mandatario, lo que le llevó —como era entonces costumbre— a la política del altiplano para ascender a cardenal en la política. Se decía, y practicaba, que para ser Papa había que ser cardenal.

Y el otro, Roberto Madrazo Pintado, quien a través de Manuel Gurría había preparado su llegada —como lo hizo el gobernador Miguel Orrico de los Llanos, a la caída de Manuel Bartlet Bautista , con su padre, don Carlos Madrazo Becerra—. Roberto venía de ser el gran perdedor cuando, al cuarto para las doce, y es casi exacto, le habían quitado la candidatura en 1988 para dársela, con el apoyo del padre de Carlos Salinas, presidente de la República, a Salvador Neme Castillo. Roberto aceptó la candidatura a senador, por tres años. Y en 1991 la de diputado.

Para Arturo Núñez, 1994, podría ser la primera oportunidad. Un cónclave de ex gobernadores, entre los que estaba Mario Trujillo, le cerraron el paso. Si algo podría haber lastimado a Núñez era el voto en contra de MTG, gobernador que lo consideraba el hijo que no tuvo. La política es así. MTG  era socio político de Carlos Hank. Había sido delegado del PRI en el Estado de México, cuando él gobernaba. Roberto era el delfín del Grupo Atlacomulco. Eso lo explica. Pero, además, les facilitó el que a Arturo Núñez lo amarraran en el IFE. Debía sacar adelante a Ernesto Zedillo, candidato en vez de Colosio.

Todavía con Roberto Madrazo se mantuvo la que se consideraba línea sucesoria del poder. En ella quedaba, aún, Arturo Núñez y Humberto Mayans Canabal. Para José Eduardo Beltrán Hernández, las posibilidades eran menores, por el asesinato, ese 1994,  de Luis Donaldo Colosio, quien sin duda le hubiese hecho candidato del PRI y gobernador de Tabasco. Así es la política.

El  20 de noviembre de 1994, hubo la elección más cuestionada;  después el segundo éxodo de AMLO,  las cajas de la ignominia… y el cambio de ruta electoral.

Hombre del sistema, Arturo Núñez llegaría en el 2000 en busca de la candidatura que pudo tener seis años antes, y en lo que se había mantenido con la disciplina que, entonces, había en el PRI. Otro aspirante natural, éste por primera vez, era Humberto Mayans Canabal. Ambos fueron eliminados por Madrazo, que había demostrado que su llegada al poder era más producto del mesianismo familiar, que acatamiento a la entonces existente línea sucesoria que había mantenido el poder en unas cuatro o cinco familias.

Ya desde el 11 de mayo de 1991. cuando por segunda vez buscaba una diputación federal —la primera fue en 1976, a los 24 años de edad— RMP había defendido su linaje de poder: “Cada generación tiene en la historia un doble compromiso; no dilapidar la esencia de sus antecesores y crear,  a su vez, el sustento moral y material de las generaciones que en el futuro ocuparan su lugar”.

Tres años después, en el 1994, había lograría llegar a la gubernatura y buscaría perpetuar el apellido en la vida política.

Arturo Núñez había aceptado la decisión de su partido, el cónclave de ex mandatarios, entre ellos Trujillo e intentaría en el 2000, cuando una nueva generación, con menos de 20 años de ejercicio político, asaltó el poder. Madrazo había “dilapidado la esencia de sus antecesores” al cerrarle el paso. Tal vez lo sepa 15 o18 años después.

Tal vez lo sepa 15 o18 años después.

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