Juan José Hernández Hernández el_espiajjhh@yahoo.com.mx Un año de alternancia en Tabasco, es decir los seis meses del año pasado en que Arturo Núñez Jiménez obtuvo la gubernatura, y luego los seis meses de haber asumido esa responsabilidad histórica. Este tiempo ha resultado con serias contradicciones electorales y después el brutal saqueo al erario. Lo cierto […]
4 de julio de 2013

Juan José Hernández Hernández
el_espiajjhh@yahoo.com.mx
Un año de alternancia en Tabasco, es decir los seis meses del año pasado en que Arturo Núñez Jiménez obtuvo la gubernatura, y luego los seis meses de haber asumido esa responsabilidad histórica. Este tiempo ha resultado con serias contradicciones electorales y después el brutal saqueo al erario.

Lo cierto es que el Partido Revolucionario Institucional (PRI), después de 82 años de mantener su hegemonía en la gubernatura, perdió el proceso electoral teniendo como candidato a Jesús Alí de la Torre, por diversas razones que van desde su imposición por el CEN del PRI hasta las acusaciones de posibles actos de corrupción en las administraciones estatal y municipal.

Pero el antecedente de esa denominación la tuvo en el propio Granier Melo cuando pretendió imponer a Humberto Mayans Canabal como candidato a la gubernatura, pero todo le salió absolutamente mal. Después el enfrentamiento del entonces secretario de Gobierno con el hijo del ex mandatario (hoy recluido en las cárceles de la Ciudad de México), Faviancito Granier Calles.

Esta profunda división de clase política tradicional, mas la pésima administración del régimen granierista, fue lo que permitió ganar la gubernatura al candidato de la coalición PRD, PT y Movimiento Ciudadano, Arturo Núñez Jiménez. Durante los últimos seis meses del año pasado, fueron e incertidumbre social. La población tabasqueña observó que había dos gobernadores, uno constitucional y otro electoral. Analistas políticos opinaron que debía reformarse la constitución local y la ley electoral local para evitar tiempos prolongados para las funciones del nuevo gobernador. Seis meses es mucho tiempo.

Pero también esos analistas políticos opinaron que el gobierno de la alternancia debía hacer propuestas claras y objetivas tendientes a reactivar a fondo la vida social, económica y educativa de la población tabasqueña. La realidad inmediata es que la economía estatal ya estaba estancada, no había visos de empleos, de producción en el campo y en la ciudad, prevaleció la inseguridad (fenómeno que prosigue), entre otros males sociales.

Seis meses después la nueva administración, es decir el gobierno de la alternancia, se colapsó. Encontró todo aparato burocrático de cabeza, más bien, sin principio ni fin. Bases de datos borrados en todas las secretarias, y por supuesto una brutal corrupción que se traduce en desviaciones de recursos federal y estatal. Los sectores más afectados fueron salud y educación. No se diga la crisis productiva en el campo y por ende la pobreza familiar en ellos, aunado a las que existen en los cinturones de miseria en las ciudades.

Un año después se presenta el Plan Estatal de Desarrollo 2013-2018, publicado en el periódico oficial del 27 de junio del 2013. En la presentación de este documento oficial, se establece que “el cambio verdadero debe reflejarse en programas de desarrollo social que desechen el concepto asistencialista. De otro modo difícilmente habrá tranquilidad social, ya que la desigualdad fomenta patologías que pueden erosionar la gobernabilidad democrática  y la cohesión social armónica, retroalimentando el déficit de ciudadanía. La crisis de valores, aunado a la falta de oportunidades educativas, laborales y de sano disfrute de la cultura y el esparcimiento, han ensanchado la marginación y la pobreza. Libramos aquí, como en el resto del país, una batalla fundamental para nuestro presente y nuestro futuro: la batalla por la juventud; o la ganamos gobierno y sociedad o la gana el delito organizado”.

Ya está el PLED, ahora a reajustar el aparato burocrático de gobierno que debe estar acordar a las nuevas exigencias de la sociedad y de los programas programáticos de rige la nueva administración que preside Arturo Núñez Jiménez.

Acciones de la CEDH
Mientras muchos hombres públicos juegan a ser aprendices de brujos, el ombudsman Manuel Argáez realiza con toda responsabilidad y discreción un trabajo que permitirá a corto plazo a la sociedad tabasqueña tener sólidas bases para el rescate de valores y la consolidación del respeto a los Derechos Humanos. Sucede que el defensor del pueblo no sólo se dedica a la elaboración de recomendaciones, sino que al mismo tiempo trabaja en tareas de educación y prevención. De esta manera capacita a agentes policiales de todo el Estado para que aprendan a respetar la dignidad de todas las personas; capacita en diversas disciplinas a las internas de los centros de internamiento (tarea que debería de realizar la dirección de Prevención Social, lo cual no hace) ilustra a la población en relación a temas de discapacidad, previene contra el bullying, difunde los derechos de los adultos mayores, capacita a militares, trabaja con la difícil etapa que es la adolescencia.

Recientemente ha estado con migrantes centroamericanos en la frontera sur y la semana próxima atenderá un Curso de Verano dirigido a niños de uno a 13 años de edad, con la sola idea de que aprovechen el tiempo jugando y al mismo tiempo aprendiendo cuáles son sus derechos humanos. Sin duda que se trata de una gran tarea que redunda en beneficio de todos los habitantes de Tabasco. De allí la importancia de apoyar, de comprometerse con los derechos humanos.www.elespiatabasco.tk

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