14 de julio, fin del absolutismo, inicio de la Revolución
Por Ferdusi Bastar MéritoRumbo Nuevo El 14 de julio de 1789, hace 235 años, el pueblo de Paris se amotinó frente a las torres de la prisión La Bastilla, símbolo del poder real, y logró doblegar a la guarnición, marcando el fin del absolutismo y el nacimiento de la revolución, el fin de una era […]
8 de julio de 2024

Por Ferdusi Bastar Mérito
Rumbo Nuevo

El 14 de julio de 1789, hace 235 años, el pueblo de Paris se amotinó frente a las torres de la prisión La Bastilla, símbolo del poder real, y logró doblegar a la guarnición, marcando el fin del absolutismo y el nacimiento de la revolución, el fin de una era y el nacimiento de otra más luminosa para la humanidad.

Aquel verano marcado por una sucesión de malas cosechas finanzas reales en ruina, aumentos de impuestos que desde luego la nobleza y el clero no pagaban, y crecimiento desmedido en el precio del pan, privilegios y hambre, fueron la gasolina que prendió el fuego de la revolución.

Y en medio de rumores de represión, la gente se amotinó y alguien dijo “a la Concordia” y asaltaron el Palacio de la Marina con su pequeña colección de sables y mosquetones, “a Los Inválidos” donde habían miles de mosquetones, pero la pólvora estaba en la fortaleza de La Bastilla, que enfrentaron, y surgieron los primeros muertos para después de varias horas de lucha rendir a la guarnición. El pueblo ya tenía armas y conocía su poder.

Y llegó el terror y la guillotina derribó no solo las cabezas del Rey y la Reina, sino también las de sus principales líderes, y del caos surgieron la Asamblea, la Constitución y la memorable Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano.

Y la mujer participó en forma determinante, pero no en las grandes decisiones que eran de varones. Olympe de Gouges se atreve a promulgar la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana, y es llevada a la guillotina y no la defiende ni su propio hijo.

Previamente, una centuria antes, en 1689, la Reina María de Inglaterra cede a la presión del Parlamento para que a su marido se le llamara también Rey, y acepta la Carta de Derechos, Bill of Rights, que establece una serie de derechos y limitaciones a la autoridad real, vigentes hasta la fecha, Carta que seria antecedente a la Declaración de Virginia de 1876, y a la misma Declaración francesa.

Pero la Revolución Francesa va más a lo radical y establece que el poder dimana del pueblo, y este es el verdadero parte aguas, ya que como dice el Peje, “el pueblo pone y el pueblo quita”.

Y naciendo la revolución, también nace una nueva cultura. El viejo Palacio del Louvre se transforma en el primer gran museo del mundo, asiento de las Academias francesas, y acoge las colecciones de arte de la realeza, de la nobleza y del clero para ponerlas a la vista y disfrute del pueblo.

Y el parte aguas surgió. Pero todo es un proceso. Y el proceso se inició. Roma no se hizo en un año. Tuvieron que pasar 750 años para que llegara a la cima. Y las primeras constituciones francesas consideran ciudadanos solo a los varones mayores de 25 años, que sepan escribir y que paguen impuestos y la mujer no existe. Pero el proceso se había iniciado y más que el cambio de fronteras, vino el cambio de conciencia y el nacimiento de los derechos que hoy disfrutamos.

Y en México estamos viviendo un proceso, un cambio de conciencia, el arribo al país más humano, más solidario, más incluyente, soberano y feliz que todos deseamos.

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