“Mucha suspicacia levantó el operativo fallido de la Procuraduría General de Justicia en la casa de Carlos Rodríguez Alvarado, en la búsqueda de 100 millones de pesos, que no encontraron.” Abiud Pérez Olán En el siglo XVI la cacería de brujas tuvo mayor relevancia cuando se sacrificaron a inocentes con el fín de apoderarse de […]
13 de octubre de 2014
  • “Mucha suspicacia levantó el operativo fallido de la Procuraduría General de Justicia en la casa de Carlos Rodríguez Alvarado, en la búsqueda de 100 millones de pesos, que no encontraron.”

Abiud Pérez Olán

En el siglo XVI la cacería de brujas tuvo mayor relevancia cuando se sacrificaron a inocentes con el fín de apoderarse de sus riquezas, y otras por actos de venganza, en la historia de la humanidad se recuerda a la Santa Inquisición, como algo turbio, tenebroso, que a la iglesia católica la ha satanizado para toda su vida, en el ámbito político también se ha dado lo mismo, principalmente en los gobiernos dictatoriales y militares, en donde es tan fácil levantar una acusación contra el enemigo político o personal y las autoridades se encargaban del resto, un gobierno que no tiene solidez en la aplicación de la justicia, está no sólo condenado al fracaso, sino también a llevar el estigma histórico de haber burlado a la sociedad y de ello, debe tener mucho cuidado la actual administración.

Las acusaciones que se hicieron en contra de Carlos Rodríguez Alvarado, hermano de la ex directora del CEAS, Clisceria Rodríguez, ha levantado la suspicacia y el enojo de la  sociedad tabasqueña, que no sólo quiere justicia y se desvíe la atención de tantos problemas de inseguridad que tenemos, con hechos que supuestamente se investigan y se hacen escándalo por oídas que bien sabe el Procurador General de Justicia, Fernando Valenzuela Pernas, que la institución que dirige no sólo debe tener la seriedad y certeza de lo que hace y no dar cabida a estos hechos que solamente sirven para burla y escarnio de la institución, en ningún momento se trata de justificar las tropelías de Clisceria en su paso por el CEAS, o los actos de corrupción que se le puedan imputar, es el hecho mismo la justificación que se da al final de tres días de operativo.

El caso de la investigación de la administración pasada no se ha llevado a cabo como debió ser, aplicación de la ley con el sigilo que merecía y se hizo demasiado escándalo y se permitió que huyeran a quienes compraron protección, o en su caso, no vemos tras las rejas a los que tanto se señalaron de corrupción,  sin embargo, se sigue buscando donde no hay y cuando se anunció que estaban tras cien millones de pesos que supuestamente se guardaban en la casa del hermano de la ex directora del CEAS, la sociedad esperaba un acto positivo a las acusaciones de la Procuraduría, pero el justificante de que el dinero lo sacaron un día antes del operativo, resulta una aberrante justificación, porque si ya lo sabían para qué hicieron tanto chango.

Tres pilluelos que según el procurador Fernando Valenzuela Pernas, no se conocían entre sí, traían la consigna de rescatar el dinero y llevarlo a un lugar que aún no sabían y coincidiendo aquí, se les dio por intentar un asalto, pues sabiendo de la inseguridad que reina en Tabasco y lo fácil que es robar y hasta matar con impunidad, quisieron echar doble viaje y para lograr una negociación, al parecer, se les dio por negociar el supuesto cargamento de dinero que se encontraba en tal domicilio, donde sin conocer la ciudad, la ubicaron correctamente, las cosas no salieron bien y ahora la sociedad exige que expliquen correctamente qué es lo que pasa.

No se puede seguir así, dando palos de ciego, acusando a diestras y siniestras, mientras los que eran hechos notorios y públicos que cometieron tropelías en la administración pasada, estén disfrutando en algún lugar del mundo, lo que se llevaron, el operativo en Palma Real, fracaso, después de tantas excavaciones realizadas y una búsqueda incesante, los perros especialistas en buscar dinero que envío la policía federal, pudieron explicar a las autoridades tabasqueñas, que el dinero lo sacaron un día antes, y nada más falta que nos digan, que también dijeron de qué denominación eran los billetes y entonces, resulta la pregunta, ¿para qué le destrozaron la casa a Carlos Rodríguez?, que ahora tendrá que apelar a otras autoridades para que le reparen el daño, porque de lo contrario, estaríamos en actos de injusticia, como en el siglo XVI.

Grillos y grillas
Es muy cierto que Clisceria Rodríguez Alvarado, con su soberbia y actos de corrupción, se había ganado a pulso todo lo que está viviendo, abusó de la amistad con el ex gobernador Andrés Granier, hubo una obra mediocre y de mala calidad realizada por la institución que representó, pero eso no es motivo para que se afecten a terceros y si Carlos Rodríguez Alvarado realizó actos de corrupción en esa administración, que se le aplique todo el peso de la ley, como debería ser… Ese hecho nos recuerda la aparición del dinero encontrado en la refaccionaria de Merles Cupíl, secretaria de Sainz Pineda que luego se volvió un nido de chismes y argüenderes, que por cierto, no sabemos qué negoció y no volvimos a saber de ella, los tabasqueños queremos justicia, pero justicia de verdad, no entretenimiento, porque para eso la estúpida televisión tiene demasiado… Llegó este fin de semana a la Ciudad de México, el  avión más poderoso del mundo, por encima del que traslada al presidente de los Estados Unidos de Norteamérica y que no ha comprado hasta este momento, ningún rey o jeque del mundo, es el más costoso y que este lunes viajará a los Estados Unidos para terminar su acondicionamiento, es considerado Roy Royce del mundo y será el encargado de trasladar en lo sucesivo, al presidente de los Estados Unidos Mexicanos, en un país en donde el 50 por ciento de sus habitantes se debaten en la pobreza y se hace el gasto más exorbitante que cualquier presidente del mundo haya hecho, incluso las potencias como China, los Estados Unidos, Japón y Europa, no lo tienen sus gobernantes, dígame usted amable lector, si todo esto que pasa en este país, no es para indignarse, alguien tiene que levantar la voz… Nos leemos mañana.

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