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11 de Septiembre, día de la traición y la ignominia
Por Ferdusi Bastar Mérito Rumbo Nuevo El 11 de septiembre de 1973, hace 45 años, la democracia chilena vistió de luto y sus fuerzas armadas, al servicio del imperialismo, se llevaron de ignominia, al concretar la felonía de usurpar el poder, asesinando al Presidente legítimo, elegido por el pueblo. Salvador Allende, un luchador social, médico […]
12 de septiembre de 2018

Por Ferdusi Bastar Mérito
Rumbo Nuevo
El 11 de septiembre de 1973, hace 45 años, la democracia chilena vistió de luto y sus fuerzas armadas, al servicio del imperialismo, se llevaron de ignominia, al concretar la felonía de usurpar el poder, asesinando al Presidente legítimo, elegido por el pueblo.
Salvador Allende, un luchador social, médico que por méritos profesionales y sociales llegó a desempeñar el Ministerio de Salud, y posteriormente Senador y Presidente de la Cámara alta de su país.
En cuatro ocasiones candidato a la Presidencia, no llegó a la tercera, como nuestro Andrés Manuel, sino a la cuarta, y emprendió la transformación social de su pueblo, respetando la Ley, pero afectando intereses locales y sobre todo imperialistas, que uso todos sus recursos para bloquear al líder chileno, logrando coptar y corromper a las fuerzas armadas chilena.
Chile sufrió la más bárbara traición y represión, pero la felonía no puede detener el paso de la historia, y como el ave fénix, la democracia chilena ha vuelto a florecer.
Así como Madero dio el mando militar a Huerta, el Presidente Allende nombró a la negra figura de Augusto Pinochet como Jefe supremo del ejército el 23 de agosto de 1973. Ambos chacales necesitaron muy pocos días para faltar a su juramento de lealtad al Presidente y a su Patria, coptar las instituciones y ponerse miserablemente al servicio de gobiernos extranjeros.
Durante 17 años Chile sufrió una de las más bárbaras dictaduras militares de la historia, con persecuciones, secuestros, violaciones de todo tipo, desapariciones forzadas. En su ocaso, Pinochet fue humillado con algunas detenciones pueriles y sumisión a procesos, pero murió sin la sanción y castigo que merecía y que clamaban sus miles de víctimas.
Dentro de los actos salvajes de los militares chilenos, no podemos olvidar el asesinato del poeta Pablo Neruda, Premio Novel de Literatura, gloria chilena y latinoamericana.
Tenemos que recordar la lapidaria frase del Georges Clemenceau, el famoso “tigre” vencedor de la Primera guerra Mundial, que sentenció: “La guerra es un asunto tan delicado, que no podemos dejarlo en manos de los militares”
Últimas palabras del Presidente Allende:9:10 A.M. Radio Magallanes:
“Seguramente, ésta será la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de radio Portales y radio Corporación. Mis palabras no tienen amargura sino decepción. Que sean ellas un castigo moral para quienes han traicionado el juramento que hicieron: soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino, que se ha auto designado comandante de la Armada, más el señor Mendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al Gobierno, y que también se ha autodenominado Director general de carabineros. Ante estos hechos sólo me cabe decir a los trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar!
Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad al pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.
Trabajadores de mi patria: quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, quiero que aprovechen la lección: el capital foráneo, el imperialismo, unidos a la reacción creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara el general Schneider y reafirmara el comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará en sus casas esperando con mano ajena, reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios.
Me dirijo a ustedes, sobre todo a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros, a la obrera que trabajó más, a la madre que supo de nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la patria, a los profesionales patriotas que siguieron trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios de clases que defendieron también las ventajas de una sociedad capitalista.
Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente; en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando las vías férreas, destruyendo los oleoductos y los gaseoductos, frente al silencio de quienes tenían la obligación de proceder.
Estaban comprometidos. La historia los juzgará.
Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz no llegará a ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la patria.
El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.
Trabajadores de mi patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.
¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!
Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.”

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