Dicen que en Tabasco la política se respira y se suda. Que es parte de la mesa de las familias. Pero…, en los recientes 80 años solo uno de esa toponimia llegó a la cúspide del poder de México: Andrés Manuel López Obrador.

Así lo establece la historia contemporánea y la universal que ubica a la cultura Olmeca, como una de las primeras cinco civilizaciones que habitaron el planeta tierra. Un reconocimiento que comparte con la Inca, en Perú, y que también es identidad de la América cuyos vestigios sorprenden a Europa y Asia, escenarios de las dos guerras mundiales cuales cáncer de la humanidad.

Nada para añorar pero que dieron pie al nacimiento de un Diario de la vida tabasqueña como Rumbo Nuevo que desde el 1 de noviembre de 1943 se convirtió en la bitácora de la guerra y la paz; así como del odio y la envidia que, según se dice, son las emociones que dividen a la naciones, a los pueblos; en resumen irrebatible, a los más de ocho mil millones de pobladores del planeta mundo de 2023.

Manuel Antonio Romero Zurita (1896—1958), no sólo fue visionario sino que logró hacer comunidad al juntar a lo más granado del periodismo local para crear lo que este 1 de noviembre de 2023 ajusta 80 años de circulación ininterrumpida: Rumbo Nuevo, el Diario de la vida tabasqueña. Una publicación decana de los medios de comunicación en la región sureste de México que tuvo entre sus fundadores a Luis C. Márquez, quien fue su primer jefe de redacción.

¿Sureste? Así es. La zona cuyo pasado histórico fue olvidado aun por las etapas político sociales que conforman al actual Estado Mexicano: independencia, reforma y revolución. Esta escrito que el colonialismo desapareció con la república y que al centralismo lo sustituyó la federalización. Y en cada etapa de la evolución nacional, la región sureste no fue incluida hasta que…

Ahora con la Cuarta Transformación de México, el sureste cobra vida por la voluntad política del presidente López Obrador, que, a la sazón, es el representante más avezado de esa clase política que ayer y hoy polémica y debate hasta en familia y que, desde siempre, expresaba una frustración: que José María Pino Suárez fuera el único tabasqueño que como Vicepresidenta de México, había estado cerca del poder nacional.

Durante la época posrevolucionaria, Tomás Garrido Canabal, pagó el intento emigrando y muriendo en Costa Rica. Carlos A. Madrazo Becerra, cayó en un avionazo aún no esclarecido pero que la opinión pública califica como crimen de Estado. Y de ahí, sueños y pesadillas. Inundaciones.

Son páginas de la historia que Tabasco sólo puede encontrar en Rumbo Nuevo. Una publicación que a pesar de las vicisitudes económicas, políticas y, ahora, tecnológicas, continúa firme en el compromiso de esa leyenda que le da origen: seguir siendo El diario de la vida tabasqueña.

Por eso, en Rumbo Nuevo sigue la tradición de la familia tabasqueña: difunde el quehacer político de hombres y mujeres que en el ejercicio de lo público, aspiran a seguir principios, ideas, filosofía y conciencia del presidente López Obrador como el gobernador Carlos Manuel Merino Campos o el ex secretario de Gobernación Adán Augusto López Hernández.

Son 80 años acumulados. Una vida que registra bemoles pero que se superan con la participación actual de los casi dos millones de habitantes que, alrededor de la mitad, decidirán el futuro de Tabasco en las urnas en 2024. Una convocatoria a la democracia que indudablemente quedará consignada, como en otros tiempos, en las páginas de Rumbo Nuevo, el Diario de la vida tabasqueña.

Vale, por tanto, recordar al poeta Carlos Pellicer en versos dedicados al gobernador Noe de la Flor Casanova, quien era gobernador cuando Rumbo Nuevo comenzó a circular en la mesa de las familias tabasqueñas:

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«Tabasco es sangre madura
y en mi su poder sangró.
Agua y tierra el sol se jura;y en nubarrón de espesura,
la joven tierra surgio».

Luis Enrique Martínez
Rumbo Nuevo