Con un futbol más industrial y menos preocupada de darse una alegría que con el “jogo bonito”, la “verde amarela” venció a Francia en Saint Denis

París, Francia
Agencias
Brasil empieza a sentirse cómoda practicando un futbol cada vez más industrial, menos preocupada de darse una alegría que con el “jogo bonito” que de ser un equipo sólido y equilibrado. Ganó en Saint Denis sin brillo. Pero la victoria valía para enterrar viejos fantasmas, los de la final perdida ante Francia en este mismo estadio en el Mundial del 98. Y para afianzar el proyecto de Dunga (siete victorias de siete, incluidas las de Argentina y Francia). Había expectación por ver a Danilo. Y, aunque estuvo seguro atrás, no tuvo casi trabajo y en ataque apenas se le vio (sólo un centro al área) porque Brasil carga todo el juego por la izquierda, de donde parte Neymar.
Con todo, fue Francia la que se adelantó primero. Con el partido aún frío y sin dueño apareció Varane para cabecear un saque de esquina botado por Valbuena, marcar, y colarse en la fiesta que debía de ser de Benzema o Neymar. Oscar ponía las tablas antes del descanso. En la reanudación, Neymar, el único capaz de poner destellos de calidad y hacer algo diferente en el ataque carioca, dejó su sello en Saint Denis con un zurdazo que fue un misil. Luiz Gustavo refrendaba el 1-3 tras saque de esquina.