Trasladado por la policía y con la cara cubierta, Oscar Pistorius llegó al Tribunal de la Magistratura de Pretoria (Sudáfrica) para hacer frente a la acusación de asesinato por la muerte de ReevaSteenkamp, su compañera sentimental fallecida el pasado jueves a consecuencia de cuatro disparos.

Johannesburgo, Sudáfrica
Agencias
Ya en la sala, el atleta se encontró con su padre Henke y su hermana Aimee, a los que abrazó, pero también se topó con DesmondNair, un juez de grandes procesos que será el encargado de llevar este escabroso caso y el único que dictará sentencia, ya que en Sudáfrica no existe jurado popular desde 1969. Ante el magistrado, Pistorius miraba al suelo hasta que rompió a llorar. Nair le replicó: “Hágalo más fácil. Tome asiento”. Desde ese momento, 40 minutos de audiencia en los que el doble amputado que se convirtió en olímpico no dijo ni una sola palabra. El juez reanudará el martes la vista y así dará tiempo a la defensa “para estar en mejor posición en sus peticiones”. Quien lo tenía claro era el fiscal GerrieNel, que acusará al atleta de “asesinato premeditado”, algo que de confirmarse podría suponerle la cadena perpetua. La defensa pedirá la libertad bajo fianza.
Hasta el 19 de febrero, Oscar Pistorius pasará sus días y sus noches en la comisaría de Brooklyn, un barrio de alto nivel de Pretoria, en lugar de en la más masificada Prisión Central de la ciudad. Su familia y su agente emitieron un comunicado que rechaza “enérgicamente” el presunto asesinato. El escrito también daba “el más profundo pésame” a la familia de Steenkamp: “Nuestros pensamientos y rezos deben estar con Reeva y su familia, más allá de las circunstancias de esta terrible tragedia”.