Tras sostener audiencia privada con el Papa Francisco, los reyes de los Países Bajos, Guillermo Alejandro y Máxima, recibieron esa reliquia

Ciudad del Vaticano
Notimex
Tras cuatro siglos de pérdida y lejanía, el bastón de mando del rey Guillermo de Orange, considerado una pieza de inestimable valor, volvió a manos holandesas gracias a la intervención del Vaticano.
Tras sostener una audiencia privada con el Papa Francisco, los reyes de los Países Bajos, Guillermo Alejandro y Máxima, recibieron esa reliquia del Prepósito General de la Compañía de Jesús, el sacerdote venezolano Arturo Sosa Abascal.
La entrega tuvo lugar en la Biblioteca Vaticana, donde el bastón fue custodiado en estos días luego de haber sido recuperado del convento Sant Cugat de los jesuitas en Cataluña.
Según la historia, esa pieza fue entregada por Guillermo de Orange (considerado el padre de la patria en Holanda) a un comandante que encabezó a los rebeldes protestantes contra las fuerzas católicas en la batalla de 1574 en Mookerheyde.
Tras la derrota holandesa, el bastón cayó en manos de un general español y a partir de allí comenzó un rocambolesco recorrido histórico hasta su conservación por parte de los jesuitas.
Al entregarlo, Sosa Abascal dijo a los reyes que la ceremonia se llevó a cabo en el Vaticano como “signo de la reconciliación” impulsada por el Papa Francisco, que también puede ser extensiva a holandeses y españoles, protestantes y católicos.
El rey Guillermo se mostró muy entusiasta, aseguró que la entrega es un momento muy importante para su país y aclaró que el bastón irá al Museo Nacional Militar de Soesterberg. Entregado en comodato de uso, será expuesto allí desde abril hasta octubre de 2018 en una muestra especial dedicada a Guillermo de Orange.
Más temprano, los reyes sostuvieron una audiencia privada con el Papa en la biblioteca del Palacio Apostólico Vaticano. El cara a cara, cordial y hasta familiar, duró unos 35 minutos, al término del cual tuvo lugar un intercambio de regalos.
La cercanía fue reforzada porque tanto Francisco como Máxima, la reina, son de nacionalidad argentina. En varios momentos del encuentro ambos hablaron en español y, a la hora de los saludos, el mismo rey exclamó en ese idioma: “¡Buenos días, buenos días!”.
Según informó la sala de prensa del Vaticano, durante el coloquio se dio un intercambio de opiniones sobre “algunos temas de interés común”, como la protección del medio ambiente y la lucha contra la pobreza.
También se habló de migración, “subrayando la importancia de la convivencia pacífica entre culturas diferentes”, y el compromiso común para promover la paz y la seguridad mundial, con especial referencia a “algunas zonas de conflicto”.